Capítulo 3

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Vaya sorpresa que me tenía Flor.

Después de haber hablado con Alaska acerca del libro, una hora más tarde llegó Flor junto con mi abuela Emilia, fue una verdadera sorpresa verla acá siendo que yo la iba a visitar dentro de dos semanas. Mi abuela Emilia, es una de las personas más importantes en mi vida, es mi pilar fundamental, estoy segura que sin ella no estaría respirando en este momento, y claro, en el momento en que ella no se encuentre conmigo... Bueno, no sé qué haría en ese momento. Ella siempre se ha preocupado por mi bienestar, ya que mis padres, poco les importa eso, preferían mil veces sus juntas con empresarios, que pasar una tarde conmigo.

Recuerdo que en mi cumpleaños número siete, se suponía que mis padres estarían de vuelta de su viaje de negocios, estuve esperando sentada en el sofá frente a la puerta de entrada su llegada, pero no llegaron. Ahí fue cuando llamé a mi abuela Emilia, ella llegó en un parpadeo. Desde ese día comprendí muchas cosas, una de ellas fue que no soy importante para mis padres, y la otra es que pase lo que pase, mi abuela siempre va a estar ahí para mí.

Nos pusimos al tanto de muchas cosas con mi abuela, hablamos acerca de mis estudios, y sobre Nate. Este último sigue siendo un completo idiota, había cancelado nuestra cita, no podía salir con él siendo que mi abuela había llegado recién. Intenté explicarle por teléfono, pero el muy idiota cortó la llamada y desde ese día que no ha vuelto a hablarme, aun así, intenté enviarle mensajes, pero me bloqueó, patético. Algo estúpido de su parte, quiero intentar arreglar las cosas que él ha roto, pero si no pone de su parte, no puedo. Si tan solo me dijera el porqué de su actitud tan extraña, tal vez hice algo mal y está esperando a que me disculpe, no recibirá ningún "perdón" de mi parte, porque hasta donde yo sé, no he hecho nada malo, es él quien está actuando extraño, no yo.

Alaska dice que debería terminar con él y acabar con todo, pero solo quiero saber una cosa, si tan solo me dijera el porqué de su distanciamiento tan repentino, acabaría con la relación, así sin más.

[...]

Habían pasado dos días desde la llegada de mi abuela, y como todo día de semana, me levanté a las siete de la madrugada para alistarme e ir al instituto. 

Una vez lista, bajé a la cocina a desayunar, todavía me quedaba tiempo, ya que Alaska llegaría dentro de treinta minutos. Al llegar a la cocina, vi a mi abuela, estaba sentada leyendo el periódico y tomando una taza de café, el delicioso olor a café llegaba hasta mis fosas nasales, me encanta ese olor. Frente a ella había un plato de panqueques con frambuesas y arándanos, junto a un vaso de jugo de naranja. Dejé mi bolso en el suelo y tomé asiento frente a mi abuela.

—¿Es para mí esta pila de panqueques? — sin alzar la vista, me contestó con un simple movimiento de cabeza — ¡Vaya, gracias abu!

—No hay de qué — dijo tomando un sorbo de café.

Empecé a comer los panqueques con paciencia, mientras utilizaba mi teléfono, los panqueques estaban deliciosos, sin haberlo pensado dos veces, me los hubiera metido todos a la boca.

Cuando estaba terminando de comer, me asaltó una pregunta. ¿Mi abuela sabría algo del libro que encontré? Mi abuela tenía más conocimiento acerca de la biblioteca de esta casa, ya que ella vivió aquí, hasta que mis padres se casaron por lo que decidió dejársela a mi madre para que formara su familia. Mi abuela se fue a vivir al sur de la ciudad en un campo con una casa que estaba cerca del río. Recuerdo que mi abuela siempre me habló de la biblioteca y sobre la antigüedad que tenía, incluso, gracias a ella soy una amante de la lectura. Solía leerme libros siempre que pasaba tiempo con ella.

No sabía cómo preguntarle a mi abuela sobre el libro, no quería que me creyera una loca como lo hizo Alaska, pero esta última no tiene los mismos conocimientos que mi abuela así que no pierdo nada con preguntar.

Heredera Perdida [Completa]Where stories live. Discover now