Capítulo 25

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Sobresaltada me incorporé en mi cama, me llevé la mano al pecho, sintiendo el descontrolado galope de mi corazón queriendo salir volando de mi pecho. Estaba bañada en sudor, temblaba de pies a cabeza, sin poder controlarme. Esa pesadilla había sido tan real, la sentía real, que me daban escalofríos horrendos al recordar el malvado rostro de Hew al posicionar sus asquerosas manos alrededor de mi cuello. Giré mi cabeza rápidamente para verificar que Eike estaba a mi lado, ahí estaba, dormido plácidamente, su pequeño pecho subía de arriba abajo tras las pequeñas y calmadas respiraciones que daba. Acaricié su pelaje, tan suave como la seda, sonreí solo un poco, pues mi pequeñín estaba aquí, a mi lado.

Más calmada, tragué saliva, de repente sentí mi garganta seca, como si de un desierto se tratase. Con sumo cuidado me levanté, procurando no despertar a Eike. Fui hasta al baño, prendí las velas, me acerqué a la lava manos y bebí agua como si no hubiera un mañana. Me incliné para mojarme el rostro, seguía cubierta del sudor pegajoso. Tomé una toalla, sequé mi rostro y levanté la vista hasta el espejo, no debí hacerlo. La sombra de unos dedos se estaba esfumando de a poco de mi cuello, me llevé las manos a este, trazando una línea en la sombra de los dedos marcados, esta desapareció. Me estaba volviendo loca, Hew me mataría de locura.

Hace tanto que no soñaba con él, hace tanto que creí que me había librado de él, creí que no volvería, se suponía que jamás volvería, pero... En verdad me quiere muerta, esa pesadilla me dice que Hew me matará, en cualquier momento, no dejaré que eso pase.

Al llegar a mí cama, me cubrí con las sábanas hasta las orejas, me acurruqué en posición fetal mientras acercaba a Eike a mi pecho, e intenté recuperar el sueño perdido, debía madrugar.   

[...]

Luego de casi veinte minutos buscando distintas posiciones para poder dormir, me incorporé por segunda vez en la noche, en mi cama. Observé el gran reloj que estaba frente mí, eran exactamente las doce de la madrugada, casi las una, y no lograba conseguir el sueño perdido por el insomnio que causó esa horrenda pesadilla. 

Frustrada por no lograr conseguir el sueño que me daría energías para el viaje de mañana, me levanté de la cama sin saber qué hacer. Eike, como siempre, dormía en la cabecera de mi cama ahora, se veía tan pequeño e indefenso que me causó ternura. 

Salí hacía el balcón contemplando la luna llena, me quedé ahí admirando la oscura noche que estaba sobre mí, podría quedarme horas viendo las luminosas estrellas que acostumbraban estar decorando el cielo, haciendo que este no nos ataque con la oscuridad absoluta. Desde que llegué a Lótusz, acostumbraba observar al norte, donde se alzaba la constelación de Trista, era un círculo uniforme de estrellas, al centro de esta, se encontraba una estrella grande y brillante, era maravilloso. Dicha constelación me causaba una serenidad sorprendente, por eso amaba contemplarla.

El grito de un cuervo a mi lado izquierdo, provocó que apartara la vista del cielo nocturno. Observé como esta ave negra estaba encorvada, posicionada en un árbol que estaba desnudo, sin hojas que lo pudiesen decorar y darle vida. Un escalofrío recorrió mi espalda al recordar la pesadilla y la presencia de cuervos, que era el vivo recuerdo de Hew. 

Desvíe la vista del ave negra cuando por el rabillo de mi ojo, vi movimiento, giré la cabeza percibiendo a dos siluetas en la puerta del castillo, puerta que daba hacia la parte más grande del jardín y, donde recibía al abundante bosque. No sabía diferenciar quienes eran ya que ambas siluetas yacían con capas junto a oscuras capuchas que se camuflaban en la oscuridad, pero una de estas siluetas traía un largo vestido, mientras que la otra, traía pantalones.

Una de las figuras agarró a la otra del codo y la zarandeó, me quedé viendo fijamente hasta que una joya del dedo de la mano de quien zarandeaba, hizo contacto con la luz de la luna, dando un resplandor violeta. Pronto, la de pantalón se fue en dirección contraria de la entrada del castillo desapareciendo en las sombras de la noche, mientras la otra, ingresó al castillo a grandes zancadas.

Heredera Perdida [Completa]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora