Capítulo 26

354 59 63
                                    

La pesadilla que había tenido la noche anterior me perseguía, aún así, eso no me detuvo a la hora de internarme cada vez más en el bosque.

El sol permanecía en su punto más alto cuando llegué a las faldas del gran bosque, estaba parada ante la entrada de este, con la capucha puesta y la vista gacha. 

Una última vez alcé la vista hacia el castillo y pueblo, pensando que esta podría ser la última vez en que vería todo esto, y sin más me interné al bosque, lleno de misterio y de criaturas mágicas.

[...]

Los pies me dolían, mucho, a decir verdad, pero no podía detenerme, cada día contaba. Aprovecharía el día caminando, la noche la utilizaría para idear excusas de porqué me ausenté una semana, si es que descubren que me ausente y, claro, durmiendo, debía de descansar o no rendiría al día siguiente, lo que más necesitaba en este momento eran fuerzas, fuerzas que conseguiría descansando lo justo y necesario, no podía permanecer débil durante mi viaje.

Según los libros y mapas, estaba a cuatro días de caminata hacia el corazón del bosque, considerando que debía descansar y comer, algo que no haría tomándome gran parte del día, cabía la posibilidad de que llegara antes, así saliendo antes de lo estimado, eso estaría bien, haría el portal más rápido.

Ya había caído la noche, e hice una pequeña fogata, en el bosque estaba aún un poco fresco, toda la nieve no se había derretido aún, provocando que hubiera más humedad en el suelo, dificultando mantener una fogata grande y constante. Mi pequeña fogata alcanzó para cocinar un pedazo de pescado, y para secar un poco mi bota derecha, había caído a la orilla del lago tratando de atrapar un pez, Eike se rió estrepitosamente de mí, también me causó gracia, pero no la suficiente como para apoyar sus carcajadas.

Desperté con los intensos rayos de sol que chocaban en mi rostro, gracias a Trista, estaba recién amaneciendo, sin más, tomé mis cosas y posé a Eike en mi hombro, seguí con mi caminata.

Me sentía observada, veía unos ojos rasgados cafés que me observaban de las copas de los árboles, sus ojos no transmitían absolutamente nada, aun así, me causaban desconfianza. Al principio creí que eran Trexbouchs*, hasta que recordé que esas criaturas habitaban en el centro del bosque, aún no llegaba ahí.

Caminé con cuidado de no chocar con ni un árbol, podría molestar a las criaturas que estaban en las copas, observando, no quería desafiarlos y ser la que provoque su iracunda furia.

Estaba segura que las criaturas de ojos café no eran las únicas que me observaban. Sentía movimiento tras de mí, pisadas, creí que me estaban siguiendo, pero ¿Quién me seguiría? ¿Quién se arriesgaría a seguirme al bosque de Xiomara? Solo un lunático que no posee conocimiento sobre el bosque y mucho menos posee magia, se adentraría al bosque. Bueno, yo seré una lunática, pero si estudié a profundidad el bosque, no me adentraría sabiendo que mí cuerpo podría quedar atrapado en alguna copa de algún gigantesco árbol, siendo devorado por las criaturas que viven en este. De solo pensar aquello, un escalofrío recorrió por mi cuerpo, provocando que el vello se me erizara al instante, al mismo tiempo que se me revolvía el estómago.

Estaba volviéndome algo paranoica luego de la pesadilla que tuve con Hew, solo eran otras bestias que habitaban aquí. Las criaturas que más me perturbaban eran la de los árboles, puesto que estas criaturas podrían saltar sobre mi cabeza y rasguñar mi rostro, eso me recordaba a los cuervos de mi pesadilla.

Agitando la cabeza, preferí ignorarlas hasta que Eike saltó de mi hombro y trepó un árbol, corriendo.

—¡Eike, vuelve! — grité hacia las infinitas hojas verdosas que se posaban sobre mi cabeza — ¿Eike?

Heredera Perdida [Completa]Where stories live. Discover now