Capítulo 6

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Oí como llamaban a la puerta, debía ser mi abuela para despertarme e ir al instituto. Me tapé hasta la cabeza con las suaves sabanas y seguí durmiendo.

Volvieron a tocar, gruñí empezando a tantear debajo de mi almohada para encontrar mi celular y ver la hora, no lo encontré. Me incorporé, levanté las sábanas y almohadas buscando el aparato, pero no estaba. Saqué la cabeza de debajo de las sábanas y abrí los ojos como platos, casi desorbitados. Estaba en esta habitación, en la habitación del castillo, no fue un sueño. Tenía por sentado que todo había sido un mal sueño, pero no fue un maldito sueño, mierda.

Llamaron por tercera vez a la puerta. Grité un adelante y entró una mujer de pelo castaño, traía un vestido color crema, su pelo estaba atado en una cola baja.

—Su alteza — hizo una profunda reverencia — Soy Canela, vuestra nueva criada, junto con otras dos criadas estaremos a vuestro servicio. De momento solo he venido yo, vuestra madre me ha pedido que viniera a prepararos para el desayuno.

¿Así que tengo que dejar que me vistan? ¿Luego qué? ¿Me tendrán que bañar? Sería ridículo aquello, y algo vergonzoso.

—No te preocupes, puedo hacerlo sola — dije levantándome y dirigiéndome al armario — De casualidad, ¿solo tengo vestidos? — grité desde el cuarto en el que estaba.

—No, su alteza también tiene pantalones, camisetas y, por supuesto, capas. Pero vuestra madre os querrá ver como una verdadera princesa — oí unos pasos y luego como la puerta de entrada se abría y cerraba.

Bueno, una ducha me sentará bien, pero primero buscaré un vestido. Estaba buscando un vestido cuando entró Canela con dos chicas más que traían el mismo vestido. Una era rubia y otra morena, esta última tenía el mismo cabello y porte de Alaska. Oh Alaska, si supiera que tengo criadas por orden de la reina, le llegaría a doler el estómago de la risa.

—Ella es Blanca — señaló a la rubia, que hizo una profunda reverencia — Y ella es Jenna — señaló a la morena que al igual que la primera, hizo una profunda reverencia.

—No quiero sonar grosera, Canela, pero puedo vestirme sola — las tres se miraron entre ellas — Si me permiten, iré a darme un baño.

Hice ademán de ir hacia el baño, pero me bloquearon el paso. Sabía que este era su trabajo, y que debían cumplirlo, pero es incómodo esto, y a su vez absurdo. No estoy lesionada como para que me bañen y vistan.

Cuando no tuvieron intención de moverse decidí hablar.

—Está bien, pueden ayudar a vestirme, nunca he utilizado esos vestidos, pero me dejarán que me bañe sola, ¿bien?

—Si así lo desea, su alteza. Estaremos aquí buscando algún vestido para usted.

Sin más me retiré dirigiéndome al baño. Por lo menos no tenía nada fuera de lo común. Empecé a llenar la tina con agua fría para refrescarme, una vez llena me metí.

Luego de seis minutos más o menos, salí del cuarto de baño, ahí estaban las tres, Canela, Jenna y Blanca, esperando pacientes, paradas a los pies de mi cama, ya hecha. Sobre la cama, había un vestido blanco, tenía bordado hojas plateadas, abajo en la falda tenía una línea horizontal plateada, las mangas son abullonadas con hermosos bordados, el vestido era demasiado elegante para mi gusto.

Me hicieron señas de ir a la habitación donde estaba ese gran closet y tocador para que pudieran alistarme.

Al centro y a los dos costados de las puertas del armario, había un espejo de cuerpo completo, a los costados, justo al fondo del armario, estaban los vestidos, zapatos, pantalones, camisetas y capas, ahora entiendo porque no le parecieron del todo extrañas mis ropas de ayer, la que había aquí era similar a la que traía.

Heredera Perdida [Completa]Where stories live. Discover now