Capítulo 13

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Solté el aire que había retenido, inconscientemente, al ver que libro era. Era una novela romántica que había leído hace dos noches.

Fui directo a la mesita de centro, Amatista estaba leyendo el libro, aproveché que estaba distraída y retiré el libro a la velocidad de la luz. Me volteé para dejarlo debajo de la cama.

—¿Qué tienes ahí, Jen? — preguntó sin despegar la vista del libro.

—Yo... —rápidamente dejé el libro en el sofá y me senté sobre él — Mi collar — mentí, tomando mi collar.

—¿Tu collar? — alzó una ceja.

—Sip, mira — le señalé el collar — Amatista, ¿te agrada Odilia? — pregunté para desviar su atención.

—No es con quien quisiera estar encerrada en una misma habitación, pero...

—No te agrada — solté una risa — Te entiendo.

—Siempre se burló del color de mis ojos — explicó — Cuando era pequeña, vivía aquí con mi padre, Odilia venía constantemente de visita. Cada vez que se le presentaba la oportunidad, me insultaba. Al principio me hacía sentir mal, luego la empecé a ignorar y se cansó de molestarme. Por lo menos el color de mis ojos tiene un significado.

—¿Cuál? — pregunté curiosa.

—No sé si os habéis dado cuenta, mi padre también tiene ojos color violeta, esto es porque somos de una sangre pura de hechiceros. Nuestra familia tiene un linaje de hechiceros, desde el comienzo de los tiempos.

—Vaya... ¿Y qué hay de Leda? — dije recordando sus ojos grises.

—Leda no nació con sangre de hechicero, la magia no fluye en sus venas. Es la segunda del linaje que posee este raro color de ojos que señala que no es diestra en la magia por linaje.

Asentí ante aquella explicación. Amatista, cerró el libro y lo dejó sobre la mesita de centro, luego me vio a los ojos con un poco de tristeza al parecer.

—Jenara, siento mucho que os debáis casar — jugó con su anillo — Por lo menos, tendréis la oportunidad de conocerlo.

—Claro, pero eso no me anima mucho — intenté sonreír — Bueno, me pondré pantalones.

—Uhm... no creo que sea una buena idea — dijo negando con la cabeza — Vuestra madre se enfadaría.

Rodé los ojos con disgusto. Sabía que se enfadaría, pero aún no me acostumbraba del todo al corsé e incómodos vestidos que me causaban comezón. Iba a cambiarme cuando llamaron a la puerta. Entró un guardia diciendo que Odilia me estaba esperando en el jardín, antes de salir del cuarto, dejé el libro bajo mi almohada, me despedí de Amatista y salí, acompañada de Rex y Louis. 

No estaba con el suficiente ánimo para salir con Odilia, espero que no se comporte igual de desagradable como lo hizo cuando choqué con ella, porque si se comporta así, lo sentía mucho por mi madre, pero yo me retiraría a mi habitación, o quizá iría a pasar el rato con Evan.

Al llegar al jardín, todo estaba cubierto por una capa blanca de nieve, que brillaba como pequeñas estrellitas blancas. Odilia tenía a sus damas de compañía a su lado, estaban sentadas en una banca al lado de la fuente de agua circular. Odilia no se percató de mi presencia hasta que estuve lo suficientemente cerca de ella.

—Quiero caminar a solas con mi prima, retírense — ordenó a sus damas de compañía. Luego vio de reojo a Rex y a Louis — ¿Es necesario que vengan ellos con nosotras? — preguntó.

—Bueno, no me tienen permitido salir sin ellos — Rex y Louis intercambiaron miradas.

—Ya veo — se tocó la barbilla con un delgado dedo — Si nos vais a acompañar, os sugiero que permanezcáis a unos cuatro o cinco metros de distancia.

Heredera Perdida [Completa]Where stories live. Discover now