Capítulo 32

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Había transcurrido una semana desde que había salido de ese horrendo lugar, mi cuerpo dolía aún, al igual que mi conciencia. Hoy sería la ejecución de Leda. Me dolía en el alma que su destino fuera este, si tan solo pudiera haber evitado este desenlace para ella, lo hubiera hecho sin dudarlo ni un segundo. Si pudiera dar mi vida por la de ella, lo haría, pero... No puedo, o simplemente, no quiero.

Leda me traicionó, ella me engañó, quería entregarme a Hew con el deseo de que este le enseñara a ser como él, a tener magia y poder ser superior a su hermana. La codicia y desesperación, la cegó, el desprecio que le ofrecía su padre continuamente, la enloqueció, aun así, no podía compadecerme más por ella.

El día estaba soleado, el sol se colaba por la ventana de mi habitación, iluminando el lugar sin problema alguno, haciendo de este un día demasiado hermoso para el futuro acontecimiento que sucedería, acontecimiento que no solo marcaría mi vida, si no, la de Amatista, Evan, Daysi...

Al levantarme de la cama, con un esfuerzo que me costó unos quejidos, vi como mi pobre Eike dormía, su espalda aún estaba vendada. Debía agradecerles a las diosas que siguiera con vida.

Caminé con pesar hacia el cuarto de baño, dejé que el agua fría me envolviera, entumeciendo todo mi cuerpo, haciendo que dejara de sentir mis extremidades, si tan solo pasara lo mismo con mis sentimientos.

Salí y me dirigí al armario, empecé a vestirme por primera vez, sola. Aplasté el corsé en mis costillas, no fue difícil, me había convertido en huesos desde que permanecí encerrada en esa celda, sin embargo, provocó que mi espalda doliera. Deslicé con dificultad un vestido negro, poniéndome una capa pesada del mismo color. Dejé mi cabello suelto, no tenía ánimos ni energía para trenzarlo.

Al salir de mi habitación, Louis y Rex estaban ahí, custodiando la entrada.

—Princesa ¿A dónde va? — preguntó Rex.

—Debo despedirme de mi amiga, por favor no me detengan.

Rex y Louis me escoltaron en silencio hasta los calabozos, no objetaron en ni un momento, sabían que no cambiaría de opinión, debía despedirme.

Por los pasillos del castillo había mucho movimiento para un día tan horrendo para mí, pero para los demás, debía ser un día festivo, un día que celebrar, ejecutarán a la responsable de mi secuestro. Ellos no sabían que todavía quedaban dos responsables impunes, y solo Leda pagaba por sus crímenes, porque no ha abierto la boca para culparlos, si lo hace, haría todo lo posible para que la liberen, pero si no...

Bajamos las frías y sombrías escaleras que abrían paso al calabozo. Con piernas temblorosas, bajé hasta llegar ante un guardia, no tuve que hablar para decirle que venía a ver a Leda, él solo me dirigió a su celda.

Al ver el oscuro lugar, se me secó la boca, pero al ver como estaba Leda en esa asquerosa celda, el estómago se me contrajo, haciendo que vomite en un cubo que estaba a mis pies. Rex corrió a sostenerme para que no cayera. Cuando las arcadas acabaron, me dieron agua, haciendo que me recompusiera, solo un poco. Rex me sostuvo, no me soltó, si me soltaba, podría jurar que me caería de rodillas.

Un minuto más tarde, logré reunir todas mis fuerzas para estar de pie sin caer, a lo que le pedí a Rex que se alejara, él hizo caso, sin embargo, estaba a una distancia prudente para sostenerme si llegaba a caer.

Heredera Perdida [Completa]Where stories live. Discover now