Laced | Zayn Malik (Español)

Capítulo 57 (Una Ira Silenciosa)

Zayn:

Con tanto que hacer y tan poco tiempo, salí de la cama a las cinco y media. Afuera aún estaba oscuro, el sol todavía no salió.

Ni siquiera importaba que no pude pegar un ojo en la noche de ayer y que despertara sintiéndome cansado, si no más, que cuando me fui a la cama.

¿En que estaba pensando, al amenazarla con la pistola para que regresara al auto?

Oh, cierto. No lo estaba.

Nada de lo que hice ayer fue pensado. Reaccioné puramente con el instinto, con el miedo de que perdería a la única persona con la que me había encariñado.

Fui consumido por el miedo irracional, tan consumido que nada más importaba en ese instante.

Pero ahora, lo hacía.

Mierda.

Y ahora, estaba completamente consumido por mis pensamientos que no me percaté de que ya estaba desnudo y entrando a la ducha.

Mierda.

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Para el momento que baje las escaleras y me dirigí al comedor, ya era casi las seis y quince. Había sólo algunos de mis esclavos, varios sólo entrando, otros ya sentados y esperando pacientemente. En un cuarto de hora, el desayuno estaría listo, sin embargo no iba a esperar.

Con un chasqueo de mis dedos, uno de mis sirvientes uniformados que estaba de pie en la esquina de la habitación apareció junto a mí.

—Sí ¿Amo?

—Tráeme el desayuno, ahora. No quiero esperar. —Ordené, sentándome en mi silla al final de la mesa.

—Sí Señor ¡de inmediato!

La verdad era, que no era que no quería esperar. Simplemente quería comer y salir de aquí antes de que Abby apareciera.

Cuando mi desayuno llegó, comí con avidez en minutos, sin prestar atención al sabor. Ahora la habitación estaba llenándose, todo el mundo tomaba sus sitios mientras eran individualmente atendidos por los sirvientes.

No pude evitar apartar la mirada cuando vi a Abby entrar al comedor y hacer su camino a su silla, la silla directamente junto a mí.

Con un vistazo en su dirección e inmediatamente me arrepentí de mirarla. Lucía exhausta, cansada y totalmente agotada. Sus mejillas tenían lágrimas secas, sus ojos estaban rojos y sus hombros caídos.

Ella no dijo nada mientras forzadamente jalaba su silla de debajo de la mesa y se sentaba, y no pude evitar sentir que estaba ahogándome en terror y culpa.

Rápidamente metí el último mordisco de mi omelet dentro de mi boca y me puse de pie y salí de mi silla. Tenía mucha mierda que hacer hoy para estar ahogado en la culpa. No.

Camine fuera del comedor sin otra palabra, ganándome algunas miradas en el camino, pero no les puse atención.

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En mi mente, hice una lista.

El premio de Amber.

Jillian.

El intruso.

El plan con Caleb.

Esas eran algunas de las muchas cosas que tenía que hacer hoy y esas fácilmente me mantenían distraído de ahogarme en mi culpa por el fiasco de ayer.

Así que, empezando con el primer punto de mi lista, me dirigí hacia la habitación de Amber para tener todo claro.

— ¿Amber? —Llame a través de la puerta mientras golpeaba y luego procedí a abrir la puerta.