Capítulo 11 (Excepciones)

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Nos sentamos cerca de las fuentes en el parque al que me había llevado, comiendo el caliente emparedado de queso fundido de Filadelfia que había comprado para nosotros. Gracias a Dios por el emparedado de queso fundido de Filadelfia. Literalmente podría vivir comiendo esto.

Mientras le daba una mordida a mi emparedado, Zayn me observó—. ¿Qué? —pregunté—. ¿Tengo algo en mi cara? —dije preocupada.

Negó con la cabeza, soltando una carcajada—. No.

—¿Entonces qué? —exigí.

Arqueó una ceja, luego cambió el tema—. ¿Te gustan los emparedados de queso con carne de Filadelfia?

Rápidamente eso me distrajo—. Parece que me subestima, —admití tímidamente—. Por lo general me gusta la carne.

—Bien. —Asintió—. Odio cuando las chicas piensan que necesitan matarse de hambre y se privan de las cosas que les gustan, —hizo pausa—. De cualquier manera, antes ¿en qué pensabas? Nunca me lo dijiste.

Inmediatamente me ruboricé, mis ojos miraban el piso—. Um...

Espero a que continuara.

—Bueno, —comencé dudosa—, deseaba saber... —Una bombilla de luz se encendió sobre mi cabeza—. ¿Puedo hacerle preguntas?

Hizo pausa por un segundo, vacilante—. Por cada pregunta que hagas, yo te haré una a ti... y tienes que ser completamente honesta, —añadió.

—Me parece justo.

—Yo voy primero. —Empezó—. ¿Tu color favorito?

—Verde, —respondí—. ¿El suyo?

—Azul. ¿Cuál es tu pasatiempo? —preguntó.

—¡Oiga! ¡No pude preguntarle nada!

—Sí, lo hiciste. Me preguntaste cual era mi color favorito y dije azul. —Sonrió satisfecho.

—Pero-

—Nop. Ahora contéstame.

Que bastardo tramposo.

Suspiré resignada—. De acuerdo. Um, me gusta leer.

—¿Qué te gusta leer? —Rápidamente me hizo otra pregunta.

—Me gusta- ¡oiga! ¡Es mi turno de hacer una pregunta! —Entrecerré los ojos.

Echó su cabeza hacia atrás, riendo—. Maldición, no creí que fueras tan lista. —dijo juguetonamente.

—¡Oiga! —Lo atravesé con la mirada, levantando mi mano para golpearlo juguetonamente.

Rápidamente se dio cuenta de que iba a hacer y sujetó mi mano en el aire antes de que pudiera golpearlo, entrelazando sus dedos con los míos—. No tienes permitido pegarme, —rió—. Como sea, continúa.

Sabía exactamente que iba ser lo siguiente que le preguntara—. ¿Cuál es su edad?

—Veintidós, —dijo sencillo—. ¿Conociste a alguna de las chicas en la mansión?

Mi expresión se volvió solemne—. En realidad no. Aunque es su culpa. —Lo acusé.

—¿Mi culpa?

No pude evitar enfadarme un poco—. Me mantiene encerrada todo el día cuando no hago ningún deber de la casa, —dije a través de mis dientes.

—Oh, cierto. Perdón.

Por un corto momento, lucía culpable, pero luego desapareció. Seguramente estaba imaginando cosas.

Pensé en la siguiente pregunta—. ¿Cuántos esclavos tiene?

Laced | Zayn Malik (Español)Where stories live. Discover now