Laced | Zayn Malik (Español)

Capítulo 20 (Promesas Rotas)

—Ahora, cuando quite mis manos, mantén tus ojos cerrados. Quiero que me digas que sabor tiene, pero no puedes mirar ¿de acuerdo?

—Tengo miedo —dije sincera—. ¿Qué si me da un pimiento habanero?

Zayn soltó una risa—. Abigail, no soy tan malvado. Solamente te daré un jalapeño, qué no es tan picante como el habanero —bromeó.

Fruncí el ceño—. ¡Amo!

Oí una risa áspera una vez más—. Bromeo Abigail. No te daré nada picante.

—¿Lo jura?

Rió de nuevo—. Es un promesa.

Asentí—. Bien entonces, no abriré mis ojos.

—Bien.

 Sentí que apartó sus manos de mis ojos y resistí la urgencia de dar un vistazo.

Despertamos hace una hora atrás y ahora era cerca de las once de la mañana. Mientras yo me duché rápidamente, Zayn pidió el desayuno, sin embargo cuando me guió al diminuto comedor, mantuvo mis ojos cerrados, dudé cuáles eran sus motivos.

—Quiero que pruebes algo nuevo —me dijo mientras me guiaba al comedor.

Y en este instante, estaba ligeramente nerviosa entretanto el quería que probara mientras me sentaba en la silla con los ojos cerrados.

Sentí algo rozar contra mis labios—. Muerde.

Le di una pequeña mordida de lo que sea que metía a mi boca, masticándolo lentamente.

—¿Qué sabor tiene?

Era una mezcla de dulce, sabores de canela, pero después ¿algo salado? ¿Cremoso?

Arrugué las cejas—. ¿Canela...?

—Bien —dijo con aprobación—. ¿Qué más?

—Es como la textura del pan... no, más consistente... tal vez ¿bizcocho?

—Trata de nuevo.

—¿Bagel?

—Exacto. Continua.

—Um, es... —Fruncí el ceño con confusión—. ¿Ajo?

Soltó una carcajada—. No.

Estaba casi segura de que era ajo—. ¡Oh! ¿Es cebolla?

—¿Y qué más?

—Eh, es tremendo. ¿Cómo las cebollas y canela están juntas?

—¡Solo sigue! No sabe tan mal como parece ¿cierto?

—Supongo que no —aseguré, era una mezcla interesante, pero no era terrible—. Um ¿cebollín? Creo.

—Sí ¡exacto!

— ¿Qué era? —pregunté.

—Abre los ojos.

Inmediatamente los abrí, observando el plato ante mí.

Era un bagel, cubierto con canela. Lo levanté y me percaté que había algo esparcido entre los pedazos.

— ¿Qué es eso? —Inquirí.

—Es un crujiente bagel de canela, con cebolla, crema de queso y cebollín.

Arrugué mi nariz con disgusto—. Suena inmenso.

—Pero lo probaste y no estaba mal ¿o sí?

Pensé en eso por un momento—. No, creo que no.

—Ves, la idea es la que suena intimidante y horrible. Pero en realidad, no es tan malo.