Heredera Perdida [Completa]

Prólogo

¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? ¿Por qué este lugar se ve tan distinto?

Se parece a mí biblioteca, pero... El piso tiene una alfombra roja sangre, las ventanas son distintas, no son cuadradas, son de arco redondo y superficie recta.

Había dejado mi computadora en el escritorio junto al libro que encontré el lunes, en su lugar hay una vela apagada, un pergamino y una pluma con tinta, curiosamente el libro seguía ahí.

¡Hasta los libros tenían un olor peculiar!

Estaba en el suelo. No sé cómo llegué ahí, y no recuerdo muy bien qué es lo que pasó. Me levanté del suelo sacudiendo mis pantalones que tenían un poco de polvo, algo extraño ya que Flor siempre mantenía limpia la biblioteca.

Por la ventana entraba demasiada luz.

Caminé hasta la puerta principal y la abrí. Mi sorpresa fue mayor al percatarme que había una larga alfombra del mismo color que la de la biblioteca, y las paredes eran de piedra. No era cualquier piedra, era una piedra extraña, casi majestuosa y elegante para una situación y ocasión poco apropiada, es más, todo era liso en la pared de color grisáceo.

Caminé por el largo pasillo viendo las puertas y pasillos que dejaba atrás, no me atreví a abrir siquiera una puerta, no tenía intención de descubrir que había detrás de estas o que podía encontrar al final o esquina de un pasillo.

A pesar de que llevaba un rato deambulando, el pasillo se hacía eterno, hasta que al fin, logré divisar dos escaleras que dirigían a la planta baja, al medio de estas había una gran ventana que iluminaba todo el interior. Bajé por la escalera izquierda, hacia un pasillo que estaba a mi izquierda. Llegué a un gran salón con un ventanal enorme, en este, había dos asientos grandes y tapizados. 

Comencé a acercarme, subí dos pequeños escalones donde estaban los asientos, para verlos con más detalle, y ver el paisaje que ofrecía un gran ventanal tras de los mismos, cuando...

—¿Quién eres tú? ¿Cómo has entrado al castillo? ¡Y es más! ¿Qué hacéis en la sala del trono? ¡Guardias!

Al voltearme, vi un hombre con una brillante armadura, empuñaba una espada que brillaba al contacto del sol. De a poco empezaron a llegar más guardias.

—¿Sala del trono? Yo no...

—Dios mío, ¿mi reina? ¿Reina Anneliese? ¿Por qué viste esas ropas? — me miró asombrado, al igual que los otros guardias.

—¿Reina Anneliese? ¿Pero qué...?

Una mujer esbelta de cabello negro y ojos azules entró. Traía un vestido celeste y un collar de oro con una flor de loto. A su lado yacía un hombre alto de espalda ancha y una oscura barba café que cubría gran parte de su rostro.

La mujer, sorprendentemente se parecía a mí, a excepción de su cabello. Algo que también me llamó la atención, fue que portaba el mismo collar que yo, y no solo eso, era la misma mujer con la que soñé hace unas noches atrás.

Los recién llegados me miraban sorprendidos, pero fue la mujer quien rompió el silencio.

—No puede ser — se llevó una mano al pecho — ¿Eres tú? ¿Jenara?

—¿Cómo...? ¿Cómo sabes mi nombre?

—Jenara, hija mía, te creímos muerta — sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se acercaba lentamente hacia mí — El reino entero te creyó muerta, pero no, estás... viva, y podrás gobernar nuestro reino.

—¿Gobernar? — estaba confundida, no entendí que sucedía —¿De qué habla?

—Eres nuestra futura reina Jenara, la coronación es dentro de unos meses — dijo el hombre

—Tú hermano iba a ser Rey, pero estás aquí. Tú serás la Reina. Nuestra Reina.

¡Hola! He aquí leyéndonos con una nueva historia llena de magia y fantasía, espero que la disfruten.

Esta es una de mis primeras obras bien elaboradas. Espero que la disfruten así como yo ame escribirla. ¡Nos leemos pronto!