二十七

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Taehyung se removió cuando Jungkook lo tomó en sus brazos dispuesto a llevarlo a su habitación, sus ojitos se entreabrieron y dijo incoherencias por estar medio dormido. El Segundo Príncipe hizo contacto visual con él regalándole una suave sonrisa.

─Te llevaré a tu alcoba, cierra los ojos y descansa ─susurró acomodando el cuerpo entre sus brazos.

─Kookie ─murmuró frotando su cara en el pecho ajeno, estaba luchando por mantenerse despierto─, puedo ir por mi cuenta.

─Deja eso y duerme, pequeño polluelo.

Lo llevó hasta su cama donde lo acostó con delicadeza, lo vio removerse como una oruga mientras lo arropaba con la sábana y una manta ligera. Le quitó las hebras castañas de la frente antes de retirarse a su propia habitación, cerrando la puerta a sus espaldas.

Taehyung durmió un poco más, la voz del fénix todavía flotaba en la bruma con la canción que le había cantado hasta que la imagen de su amigo le quitó el sueño, decidió ignorar esas extrañas cosquillas en su estómago, se desperezó para prender la lámpara de su mesa de noche y se levantó planeando cambiarse con su pijama para volver a dormir. Pero al acostarse en el colchón, no pudo volver a conciliarlo, irremediablemente pensó en Jungkook y en el abrazo maravilloso que le dio; se tapó con las sábanas muy avergonzado y gritó contra la almohada moviendo sus piernas.

A la mañana siguiente, se levantó con el cabello revuelto y la cara algo hinchada, se frotó los ojos bostezando. El canto de las golondrinas se escuchaba en el patio junto a ladridos y el sonido lejano de las cigarras ocultas en la hierba. Con pesar tomó su bata, una toalla y un cambio de ropa ligero para dirigirse al baño que compartía con su hermana, antes de salir de su habitación asomó su rostro temiendo encontrarse con el motivo de su desvelo y casi corrió hasta encerrarse. Hizo sus necesidades, se cepilló y se aseó a consciencia dejando un aroma frutal en su cuerpo, se puso una camisa verde y un pantalón corto tarareando una canción. Al sentirse más conforme con su apariencia, salió encontrándose con el pelinegro que vestía uno de sus pantalones de chándal y una camiseta sin mangas que dejaban a la vista sus fuertes brazos, Taehyung se quedó helado viéndolo de pies a cabeza y cuando sus ojos chocaron con los ajenos, murió de pena por lo poco disimulado que fue.

─B-Buenos días, Jungkookie ─trató de actuar normal para no ponerse en ridículo─ ¿dormiste bien?

─Sí, ¿y tú?

─S-Sí ─mintió.

El canto de las aves se escuchó más cercano y ambos dirigieron su mirada hacia la ventana abierta de la alcoba del fénix, las golondrinas y otras aves del vecindario habían ido a saludar su rey dando demostraciones de giros en el aire y lindos trinos. Zheng Guo vio que los ojitos de Tae brillaron.

─Acércate ─lo invitó.

─ ¿No se irán?

─No, dame tu mano. ─Lo tomó de la muñeca con suavidad enviando un cosquilleo a todo el cuerpo ajeno por el contacto─. Ahora extiéndela.

Un par de golondrinas se posaron en los dedos del muchacho sacándole una sonrisa maravillada, siguieron trinando a la vez que movían su cabecita.

─Son tan bonitos ─murmuró viéndolos volver a cantar.

─Te agradecen el cumplido, dicen que eres muy bonito también, cuando sonríes se olvidan de volar.

─No creo que hayan dicho eso, Jungkookie.

─Por supuesto. ─Su dedo pulgar hizo círculos en la palma ajena, lo miró avergonzarse muriendo de ternura.

Las golondrinas alzaron el vuelo al terminar su saludo pero ambos muchachos se quedaron en la misma posición.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now