一百三十

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En ese beso se mezcló el anhelo, la ternura, la pasión, la alegría y el más profundo amor que el dios del fuego y la estrellita sentían desbordarse en su pecho, a veces, como ocurrió en este caso, al encontrar a alguien especial, sería como sostener el universo entero entre las manos. Los suaves labios del polluelo fueron atendidos hasta que se hincharon, el color rosa se volvió encarnado y al separarse de la terrible boca sedienta, boqueó buscando aire. Fue evidente lo mucho que había durado la sesión de ósculos.

― ¿Me llevarás a comer algo rico como prometiste? ―interrogó con los ojitos plagados de anticipación.

― ¿Ya que te llené de besitos, ahora codicias la comida? ―contestó con la voz llena de mimo, su mirada mostró el inmenso amor y cuidado por su pareja.

―Después de partir de nuestro hogar, no comí nada, ni siquiera pude tomar algunos lichis maduros que encontré en el camino porque estaba ayunando ―se quejó.

― ¿Ordeno que tu maestro transcriba todos los libros de la biblioteca que tenemos en nuestro hogar? ―bromeó siguiéndole la corriente, oírlo llamar al Palacio Sur su hogar lo hizo sentir orgulloso pues era el nido donde protegería y amaría a su pareja durante muchos muchos años, donde, tal vez, formarían una familia de más de dos personas.

―No lo hagas, el maestro lo hizo porque es parte del entrenamiento ―negó tocando el lunar que su Kookie tenía en el cuello.

―Cosita traviesa ―murmuró mordiéndole la mejilla.

― ¡K-Kookie! ―rezongó puchereando. Durante su viaje, no se quejó por nada, ni siquiera le contó a los híbridos que codiciaba los lichis del camino, cuando tosió sangre sólo se la limpió y siguió las indicaciones del ex dios del matrimonio al pie de la letra, siempre se comportó a la altura de un gran antepasado estelar. Sin embargo, al estar en brazos del dios que amaba, sintiéndose tan seguro, se le agrió la naricita y sus ojitos de flor de melocotón se cristalizaron.

― ¿Por qué parece que sufriste un agravio? ¿Te dolió, TaeTae? ―dudó angustiado, no lo mordió con fuerza.

―No ―negó sorbiendo, lo abrazó enredando brazos y piernas, ocultándose en el hueco de su cuello; el brillo alrededor de su cuerpo era claro, tan puro que el dios del fuego no supo interpretarlo.

― ¿Qué pasó entonces? ¿Estás herido por el entrenamiento? ¿Llamo al médico? ―Examinó el cuerpo ajeno con su energía.

―Te amo, te amo mucho ―farfulló contra su cuello, el cálido poder contrario lo hizo ronronear como un gatito y quiso retenerlo.

El mimoso osito de miel entre sus brazos levantó su carita sorprendiéndolo al juntar sus labios una vez más; la punta de su lengua exploró con timidez y quiso retroceder al encontrarse con su igual que no esperó para enredarse con ella llena de ahínco.

Tuvieron una larga sesión de besos que los hizo sonrojar. Al separarse, el hilo de plata se rompió regresándoles la cordura. Taehyung bajó para irse corriendo hacia las aguas termales, los estruendosos latidos casi se oyeron en todo KunLun y la dura reacción ocasionada fue resuelta por separado.

―Vayan por el banquete para el Señor Principal―dijo Zheng Guo a un sirviente  después de cambiarse de traje.

― ¿Podemos pasar el resto del día descansando? Mañana presentaré mis saludos a la familia y conoceré a mi cuñada―intervino la estrellita con una bata blanca, el cabello suelto le caía en cascada todavía mojado por el baño.

―Te acompañaré y luego te llevaré a comer algo rico, ¿quieres una hamburguesa doble con patatas fritas?

― ¡Sí! ¿Me comprarás nuevos sabores de té de burbujas?―pidió abriendo el edredón para acostarse.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now