八十七

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El pequeño polluelo estaba acostado sobre el cementerio estelar, desde una herida abierta hecha por el Gran Anciano, las raíces de la planta de la luz eterna se nutrieron acelerando su crecimiento desde su sangre, rompiendo su carne y destruyendo sus huesos; las miles de ramas llevaron a sus hojas sagitadas todo lo alto que pudieron, los nervios fueron dotándose de luz, el único cúmulo de flores se abrió en lo que dura un parpadeo, los pétalos cayeron sobre el rostro frío de Taehyung como si fuera una pintura desalentadora de la más lúgubre hermosura, el fruto maduró concentrando todo lo que la planta de la luz eterna estuvo absorbiendo desde que la semilla fue plantada con la primera vida que tomó, las hojas se secaron olvidando su fulgor, las ramas perdieron su vitalidad, terminada su labor, toda la planta se marchitó ocultando el último cadáver. La oscuridad y el frío rodearon la risa del Gran Anciano al tomar entre sus manos el fruto luminoso.

─ ¡Despierta, pequeño polluelo!

En la silenciosa noche del templo, cuya calma parecía inalterable, la respiración del castañito se alteró, sollozó de dolor, se movió intranquilo tratando de liberarse; en su desesperación, rasgó las sábanas y casi hirió al fénix con sus poderes, el Segundo Príncipe lo tomó en sus brazos subiéndolo a su cuerpo, lo meció como a un bebé intentando despertarlo.

─Kookie ─su voz angustiada reemplazó los sollozos al abrir los ojos dándose cuenta que todo había sido un mal sueño.

Sentía que la planta de la luz eterna ya estaba drenando su energía y eso lo asustó un poco.

─Estoy aquí contigo, no te dejaré.

─Sólo tuve otra pesadilla, nada más ─contó frotando su carita en el pecho amplio y seguro, se empapó en el aroma ajeno encontrando la calma perdida.

─Me pregunto por qué se creó algo tan problemático como esa semilla, en qué estarían pensando las estrellas al llegar al Espacio Estelar, sólo hacen que mi pequeño Gran Antepasado se preocupe ─habló dejando cortos besitos en los párpados temblorosos intentando alejar las feas imágenes de sus pupilas.

─La estrella que creó la semilla está también en el cementerio, pagó con su propia vida ─explicó respondiendo al abrazo colgándose como un panda a un árbol de bambú.

Ninguno de los dos pudo volver a dormir, se levantaron poniéndose cada uno una bata de seda y caminaron hacia las faldas de la montaña tomados de la mano.

─ ¡Mira, Kookie! ─señaló el de sonrisa cuadrada hacia las luciérnagas que volaban entre los matorrales─. Parecen estrellas bebés.

─ ¿Tú crees? ─sonrió encontrándolo demasiado lindo, la estrella era una bolita de ternura nada buena para su corazón.

─Sí, supongo que cuando nací me veía parecida a una luciérnaga a la distancia.

     «Aunque seguro era muy solitario» , pensó suspirando.

─Seguro eras una luz muy brillante y juguetona ─aseguró arreglándole el cuello de la bata de seda, el polluelo creía ocultar muy bien el tiempo difícil que estaba pasando pero para el Segundo Príncipe no fue difícil ver la tristeza en su carita. Al finalizar su trabajo, se inclinó besándole la frente─. Sabes que estoy dispuesto a acompañarte siempre, ¿verdad?

─Lo sé ─asintió abrazándolo─, gracias, Jungkookie.

─Cuando el portal hacia el Espacio Estelar aparezca, quiero ir contigo ─declaró devolviendo el abrazo.

─ ¡No! ─exclamó soltándose, su rostro mostró verdadero terror por un instante antes de farfullar─: Ni la vieja diosa de la enfermedad pudo evitar perder la cabeza...

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now