Ya casi es Navidad, hora de volver a casa.
Siempre había querido ser historiadora de la magia en América. Irme de casa había sido fácil, sobre todo después de lo que había pasado la Navidad pasada. pero debía volver, mi hermano había tenido un bebé y debía volver para celebrar las fiestas.
En mi nueva vida en América había aprendido a utilizar distintos aparatos muggles, y preferí coger un avión en vez de aparecerme, necesitaba tiempo para pensar antes de llegar allí.
Esperando en la puerta de embarque recordé como me sentía la última vez que había estado allí, estaba tan devastada, tan decepcionada, tan rota...
—Señorita, su vuelo está a punto de embarcar— dijo una de las azafatas acercándose a mí, me había quedado embobada, mirando al suelo. ¿Cuánto tiempo había pasado?
Subí al avión y comencé a pensar en todo lo que me esperaba en Inglaterra, sabía que lo volvería a ver, mi familia siempre celebraba navidad con la suya, era inevitable. Pero había pasado un año, ya no sentía nada por él ¿no?
En el aeropuerto de Londres me esperaba Harry, mi cuñado, era un chico mestizo y el único de mi familia capaz de poder venir a buscarme para llevarme a casa.
— Gracias por venir a buscarme Harry— le agradecí mientras me ayudaba a meter la maleta en su coche.
— Bueno, tus padres no saben conducir y alguien tenía que quedarse cuidando de los bebés, o sea que Joey tampoco podía venir a buscarte— me explicó mientras comenzaba a conducir entre los coches para sacarnos del aparcamiento.
— Espera....¿mi hermano sabe condu........ESPERA ¿¡BEBÉS?! ¿¡Cuántos hay?!—pregunté analizando lo que acababa de decirme mientras intentaba no comenzar a saltar de alegría.
— Si, claro, son dos, Nicole y Romeo, ¿No lo sabías?— preguntó riéndose de mi por mi gran sorpresa.
Continuamos el resto del camino sin hablar, supongo que me dejó mi tiempo para asumirlo, me pensé en lo que le había traído a lo que yo creía que era mi nuevo sobrino, que resultaron ser dos.
Pero había traído prácticamente una tienda de bebé entera, así que supuse que había de todo para los bebés.
—¿T/N? ¿Estás ahí?— me preguntó Harry abriéndome la puerta, ni siquiera me había dado cuenta de que habíamos llegado.
Salí de mi trance y, después de sacar mi maleta del coche, entramos a la casa.
— ¡Ya estamos aquí!— anunció Harry mientras esquivábamos algunas bolas de Navidad que volaban por todo el salón.
—¡T/N!— gritó mi hermano, Joey, corriendo hacia mí.
Un grito sonó, al principio me asusté, pero al parecer, mi hermano, con su griterío, había despertado a uno de los bebés.
— Te lo he dicho mil veces Joey, ¡No grites!— lo regañó Harry mientras subía las escaleras en busca del bebé.
— Lo he hecho aposa, así pueden conocer a su tía— dijo mi hermano abrazándome fuertemente.
— Joey, no hay tiempo de distracciones, los Malfoy vienen mañana y todo tiene que estar perfecto— dijo mi madre haciendo acto de presencia en el salón
— ¡T/N!— Pero si ya estás aquí, perfecto, Harry que se encargue de los bebés, tu hermano y tú de los decorativos interiores, tu padre de la comida y yo voy a ayudar a Jinky con la decoración exterior— dijo mi madre dándome un saludo rápido, mientras con un toque de varita se colocaba todas las prendas de abrigo antes de salir a la calle.
