🩸Cuatro 2🩸

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A la noche siguiente estaba durmiendo, o intentándolo, porque las camas eran casi más incómodas que preferiría dormir en el suelo. 

Pero entonces sentí una mano taparme la boca y me levanté sobre saltada.

— Shhhhh, Shhhhh— escuché en mi oreja, me giré dispuesta a atacar, pero me encontré con Cuatro, y no tenía muy buen aspecto.

Estaba pálido más incluso que cuando le encontré en aquel edificio medio derrumbado, parecía sudoroso y tenía unas grandes y oscuras ojeras.

— P..puedes ayudarme— suplicó. Yo asentí preocupada y él me quitó la mano de la boca.

Sin decir una palabra más salió de la habitación y yo le seguí con cuidado. Caminamos por las salas de entrenamiento hasta llegar a una zona en la que no había estado nunca. Finalmente llegamos a lo que parecía ser un apartamento.

— Nadie sabe lo que pasó, y si pido ayuda me harán preguntas...— dijo tirándose sobre una gran cama.

Paseé un poco asombrada, pero rápidamente regresé a la realidad, debía curarle. Había un botiquín bastante desordenado en la mesilla, claramente había estado intentando curarse él solo.

En ningún momento se me ocurrió decírselo, pero claramente no había cambiado la venda, y la sangre seca había hecho que se le pegase la venda con una gran costra. Se lo limpié todo con cuidado y le puse un nuevo vendaje.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de una cosa, Cuatro se había quedado dormido. Yo me levanté de la cama, donde me había sentado para curarle, pero entonces se levantó sobresaltado y me tomó de la mano.

—..Pu...puedes quedarte aquí— dijo, y yo le miré confundida.

— Es peligroso que vuelvas ahora a tu habitación— explicó.

— ¿No será más peligroso que mañana cuando todos se despierten no esté en mi cuatro?— pregunté.

— Yo me encargo de eso...solo... no me dejes solo— suplicó. Algo en mi interior me gritaba que aceptase, al fin y al cabo así podría vigilar bien que se cambiase el vendaje ¿no?

Asentí y él se movió, dejándome hueco en la cama.

— ¿Aquí?— pregunte sorprendida, señalando el hueco que me había dejado.

— No tengo otra cama—dijo, entonces solté un fuerte suspiro, intentando tranquilizarme, maldita sea, ¿qué me pasaba con mi profesor?

Me tumbé a su lado y no pude evitar quedarme dormida en cuestión de segundos, era muchísimo más cómoda que las camas de la habitación en la que dormía normalmente.

Cuando me levanté era de día, podía sentir su aliento en mi oreja y su mano sobre mi cintura. Por un momento no sabía si se trataba de un sueño o...

Pero entonces me di cuenta, había mucha luz en la habitación. ¡Los demás ya debían estar entrenando! ¡Iba a llegar tarde!

Me senté de golpe asustada, y sin querer le desperté.

— ¿Estás bien?— dijo mientras se levantaba con cuidado, haciéndo una ligera mueca de dolor.

—¡Voy a llegar tarde!— dije a punto de saltar fuera de la cama, pero él me lo impidió.

— Ya me he encargado de eso, he dicho que nos íbamos a una misión especial— respondió, dejándome más tranquila.

Solté un fuerte suspiro.

— ¿Esto está bien?— preguntó señalando su vendaje.

Yo acerqué la mano con cuidado y comencé a inspeccionarlo, parecía estar bien, y sin peligro de infecciones. Asentí.

— Entonces voy a tener que inventarme una nueva excusa para verte— dijo apartándome un mechón de pelo de la cara.

Yo no aparté la mirada del vendaje, mientras sentía como se me encendían las mejillas, ¿acababa de decir lo que creía que acababa de decir?

Mi primer impulso fue acercarle la mano en la frente, para ver si tenía fiebre.

— No tengo fiebre T/N— dijo él riéndose. Entonces me tomó de la muñeca para apartar mi mano de su cara.

En ese momento me di cuenta de lo cerca que estábamos. Pude ver como bajaba su mirada hacia mis labios, por acto reflejo me los relamí, y pude ver volvía a subir la mirada hasta mis ojos, sonriéndome mientras seguía acercándose lentamente, hasta besarme.

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Multifandom 🏳️🌈~ (en edición)Where stories live. Discover now