Le seguí, no sabía si realmente me quedaría a dormir en su casa o no.
No quería volver a casa debido a mi enfado con mi madre, pero Draco era uno de mis top 3 para huir de un sitio, justo después de un tsunami.
—Esta es— me dijo abriendo la puerta de una de las habitaciones.
Era hermosa, tenía una gran cama, con un escritorio y un armario además de un gran ventanal que daba una espectacular vista del pueblo nevado.
— ¿Solo traes esto?— dijo señalando mi maleta.
— Si, gracias a un hechizo de expansión me cabe todo— expliqué sin quitar la vista de la ventana.
— Sé que dije que no hablaríamos de nosotros pero....— comenzó a decir, a lo que yo le interrumpí.
— Ch, ch ch, no, no vamos a hablar de nosotros y menos ahora— dije mirándolo directamente, por primera vez en todo el día. Solo había pasado un año desde que le había visto por última vez, pero podría jurar que estaba más guapo.
— Okay, cuando estés lista para hablar..., te estaré esperando— dijo él saliendo de la habitación.
No me puedo creer que valla a hacer esto. Llevaba un año evitando pensar en que pasaría si nos sentásemos a hablar, y, ahora me tocaba vivirlo.
Acomodé mis cosas en la habitación, lo hice de forma muggle, para tardar más y tener más tiempo para pensar
¿Qué pensaba decirme? "Siento haberte usado como un tramo" "siento haberle puesto los cuernos a tu mejor amiga contigo" Solo pensar en lo que hizo me pone enferma.
Flashback
— Me gusta esto— le conté a Draco uniéndome a él en su jardín de Malfoy Manor.
— T/N ¿Qué te gusta? ¿la Navidad?— preguntó Draco mientras me apoyaba en la barandilla junto a él.
— No, estar contigo— dije algo sonrojada.
Siempre habíamos sido amigos, él me gustaba desde hacía seis años, y necesitaba decírselo antes de irme a New York.
Él se giró hacia mí, mirándome directamente a los ojos, haciendo que me pusiese todavía más nerviosa.
— A mí también me gusta estar contigo T/N— dijo Draco, haciendo que mi corazón latiese fuertemente.
Era mi momento, ahora o nunca.
— No me entiendes....— dije muy sonrojada, reuniendo fuerzas para decirlo.
— Creo que sí te entiendo— dijo él acercándose mucho a mi.
Sentí su mano en mi cintura, suavemente arrastrándome, hasta que choqué con su cuerpo. Nuestras caras estaban muy cerca, tan cerca que podía oler perfectamente su aliento a menta.
— No sabes cuanto tiempo he esperado esto.....— susurró prácticamente sobre mis labios.
—Te quiero....— dijo antes de pegarme completamente a él.
Fue el mejor beso de mi vida, pasamos toda esa noche juntos, no podía ser más feliz estando a su lado.
A la mañana siguiente desperté en su cama. Me levanté suavemente intentando no despertarlo, se veía tan adorable durmiendo, su pecho se movía lentamente. Pasé más tiempo del que me gustaría admitir admirándole, estaba bastante segura de que él sería el amor de mi vida.
