El nuevo piso en Brooklin era mucho más pequeño de lo que nunca habría esperado. Pero era lo mejor que mi hermano, Jasper, y yo habíamos conseguido.
Desde la muerte de nuestros padres todo había sido difícil para nosotros, y después de cuatro mudanzas parecía haberse convertido en parte de la rutina.ç+
— ¡Jasper! ¿Dónde estás?— pregunté gritando con un par de pizzas en la mano mientras apartaba las cajas de la mudanza con los pies.
Una mano me arrastró para abajo.
Las pizzas cayeron al suelo, yo caí al suelo, pero no llegué a gritar, alguien me tapó la boca, giré rápidamente, buscando al dueño de esa mano-mordaza.
— Sssshhhhhh Nos han encontrado— susurró mi hermano sin quitar su mano de mi boca.
— ¿Qué pasa? ¿Quién nos ha encontrado?— pregunté, pero no pudo responder.
Una extraña criatura, con una boca en forma de cuadrado empezó a correr hacia nosotros, mi hermano sacó una especie de varita luminosa gigante y se la clavó al bicho.
Intenté huir corriendo, pero había muchísimas más criaturas como esa. Jasper intentó matarlos a todos, pero uno me atrapó.
Sentí una fuerte presión en el estómago, que en pocos segundos pasó a ser dolor, un horrible dolor....
— T/N quédate conmigo, no cierres los ojos, ¡Ni se te ocurra cerrar los ojos!— suplicó Jasper agarrándome de la cara.
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Desperté por un fuerte dolor, no sabía donde estaba.
Había muchas camas allí, yo estaba en una de ellas, parecía la enfermería de Hogwarts en Harry Potter.
Creía que estaba sola hasta que un ruido, demasiado cerca de mí me asustó.
No estaba sola en la cama, al otro lado había un chico moreno, que estaba sentado en la cama a mi lado, no me dio tiempo a reaccionar, un grito salió de mi garganta.
Él chico abrió los ojos rápidamente y cayó al suelo por el susto.
— Lo siento, lo siento, no.... yo no quería...— me disculpé asomándome por el final de la cama para ver al chico que antes se encontraba, mientras se levantaba dolorido.
— No, no pasa nada, no debería haberme dormido, era mi guardia— respondió él mientras observaba la habitación, para después coger su teléfono y mandar un mensaje antes de volver su mirada hacia mí.
— ¿Co... cómo te encuentras? ¿Te duele?— preguntó señalando mi vientre.
— Yo... ya no me duele— respondí sin entender porqué estaba tan nerviosa por estar cerca de ese chico.
Levanté mi camiseta, para ver la herida, pero me sorprendió ver una especie de letra griega en mi vientre, justo donde debía estar la herida.
Asustada miré al chico, y me fijé que sus tatuajes tenían cierta similitud con mi herida.
— Es una runa, tu hermano la hizo, gracias a eso estás viva— respondió él a la pregunta que aún no había formulado.
Mi hermano junto a otras cuatro personas vestidas de negro entraron a la habitación. Jasper me miró preocupado.
Pero yo estaba demasiado ocupada mirando sus brazos descubiertos, en los que podía ver varias runas, las cuales podía jurar que nunca habían estado ahí.
— Jasper ¿Quién es esta gente? ¿porqué tú también tienes tatuajes como ellos? ¿porqué me hiciste este tatuaje?— pregunté muy rápido, incorporándome de la cama, impaciente por tener respuestas.
