🔹Charlie Weasley🔹

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Llamé al timbre. 

Charlie me había pedido ayuda, sus hermanos, los gemelos, entrarían en Hogwarts al curso siguiente, y sus padres no querían llevarse a Ron y a Ginny al callejón Diagon. Charlie y Bill se quedarían cuidando de ellos mientras que el resto compraba.

Todo habría sido así si Bill no hubiese dejado tirado a su hermano por Lilian Grey, una chica de su curso con la que estaba saliendo. 

Por eso Charlie me había pedido ayuda, él no tenía muchos amigos, le costaban las relaciones con las personas y cuidar de sus dos hermanos pequeños se convertía en una tarea casi imposible para él.

—  Gracias, por venir, T/N, eres mi salvación—  me agradeció Charlie al abrirme la puerta.

— Podría solo si se tratase de Ron, le das pollo y ya, pero Ginny es más complicada, no puedo hacerlo solo, te necesito—  dramatizó mientras me abrazada, haciéndome pasar dentro de la casa.

— Charlie, eres muy dramático, ¿Qué pueden hacerte dos niños?— le dije mientras me quitaba la chaqueta, para después dejarla en el perchero con un solo toque de varita.

— No lo sabes tú bien. Ven, te los presentaré—  me invitó el pelirrojo mientras empezaba a subir las escaleras hacia los dormitorios.

Caminamos por el pequeño pasillo de la casa, hasta llegar a la buhardilla. Allí había una bonita habitación, en la que había dos niños, ambos pelirrojos, de unos siete u ocho años.

Uno de ellos, el niño, estaba  tumbado en la cama,  medio dormido. Y la niña se encontraba jugando con una pequeña escoba, dando saltitos por toda la habitación.

— Chicos— dijo Charlie. Entonces Ron se sentó, aun con cara de sueño, y Ginny pasó de saltar y lanzó la escoba lejos de ella.

— Ella es T/N, una amiga mía, y ha venido a jugar con vosotros— dijo con un exagerado entusiasmo.

— Hola, ¿sabes Ginny?, he traído mi escoba, deberíamos bajar a jugar al jardín, así tu hermano podrá dormir más tranquilo— saludo tendiéndole la mano a Ginny para salir juntas de la habitación.

Mientras ayudaba a Ginny a montar mi escoba, Charie nos observaba desde el marco de la puerta que daba al jardín. Me pareció una escena muy tierna, incluso Ron se unió a nosotros, sentándose en las escaleras de la terraza mientras se comía un bocadillo de filetes de pollo.

— Llegarás a ser una gran jugadora de Quidditch— animé a Ginny, a la cual solo la habían hecho falta un par de intentos para poder volar tranquilamente por el jardín. Ella sonrió entusiasmada.

Después de jugar al Quidditch, merendamos unas galletas que la señora Weasley había dejado para los niños, incluso les enseñé a jugar a el juego muggle del parchís, en el que Ron pareció un experto, pues nos ganó a todos..

Cuando anocheció, Charlie y yo acostamos a Ron y a Ginny, que estaban tan cansados que se habían quedado dormidos antes incluso de que saliésemos de la habitación.

— Les has caído bien, no suelen ser así con gente a la que no conocen, Ginny no dejará de hablar de ti por semanas— me explicó Charlie. 

Entonces, desde la escalera pudimos oír como la puerta se habría. Los gemelos subieron tan rápido las escaleras que Charlie tuvo que sujetarme para que no me cayese.

— Charlie, Bill. Ya estamos en casa— avisó el señor Weasley, aunque ambos se quedaron muy sorprendidos al verme bajar las escaleras junto a Charlie y no ver a Bill.

— Hola, Mamá, Papá, ella es T/N, una amiga. Ha venido a ayudarme con Ginny y Ron— me presentó Charlie ante sus padres.

— Hola T/N Charlie nos ha hablado mucho de ti. ¿Te quedas a cenar?—  preguntó la señora Weasley, que al oír mi nombre pareció  haberse puesto muy feliz, lo que me hizo sonrojar.

— Debo ir a casa, lo siento, mi padre debe estar esperándome—  me disculpé rechazando su oferta mientras Charlie me ayuda a ponerme la chaqueta.

— No pasa nada, quizá en otra ocasión, no podemos perder la oportunidad de conocer a la novia de nuestro hijo— respondió la señora Weasley abrazándome fuertemente.

Charlie y yo nos quedamos congelados por un momento. No pude evitar sonrojarme más.

Los señores Weasley se marcharon a la cocina, y yo me quedé sola con Charlie, había un silencio bastante incómodo entre nosotros.

— No le hagas ca...— comenzó a decir Charlie, pero le interrumpí.

— Igual deberíamos hacerlo, digo, lo he pasado muy bien esta tarde...—  dije mirando mis pies, tenía demasiada vergüenza de  mirarle a los ojos.

Hubo otro silencio incómodo, ninguno de los dos decía nada.

— ¿Quieres venir el fin de semana que viene a cenar?—  preguntó acompañándome a la chimenea.

— Estaría bien...— dije levantando la mirada, sonrojada.

Él estaba sonriendo, y sus mejillas hacían conjunto con su rojizo pelo.

— Nos vemos— dije tomando un puñado de polvos flu y entrando en la chimenea.

Charlie estaba parado en medio del salón, casi como si no supiese que hacer. Entonces, justo cuando iba a lanzar los polvos él se acercó rápidamente y me dio un corto beso en los labios antes de volver a alejarse, todavía más sonrojado. 

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Multifandom 🏳️🌈~ (en edición)Where stories live. Discover now