Oí unas ambulancias, no me lo podía creer. Después de siete horas de turno era la primera ambulancia que entraba, justo cuando me quedaba media hora para terminar.
Salí y abrí las puertas para que pudiesen pasar con la camilla sin darse un golpe, antes que la ambulancia llegó un coche negro, con los cristales tintados, del que salieron unos hombres que parecían sacados de una película medieval.
No tardé mucho en reconocerles, eran Rollo, Floki y Ragnar, de mi serie favorita, Vikingos. Pero tuve que volver rápidamente a la vida real, la ambulancia entró con los paramédicos y una camilla.
Me acerqué a ellos, era un hombre con una rotura del manguito rotador y lo que parecían algunas costillas rotas. Estaba tan pendiente del paciente que olvidé mi parte fan, y lo más importante de todo. El paciente era Alex Høgh Andersen, también conocido como Ivar, mi personaje favorito de la serie.
Después de unas radiografías y vendajes dejé al paciente en planta, y bajé para avisar a sus acompañantes de que ya podrían pasar a visitarle, aunque no sin antes explicar lo que había pasado, para poder descartar cualquier posible lesión o fractura.
— Amigos y familiares de.... Alex Høgh Andersen— dije teniendo que tomar una bocanada de aire antes de decir su nombre. Todavía no podía creerme que estuviese ahí y que él fuese mi paciente.
— Si, ¿podemos pasar a verle?— preguntó Alexander Ludwig, que se había unido al resto de actores mientras atendías a Alex.
— Si, pero antes tendría que hacerles unas preguntas, para descartar cualquier posible golpe o lesión— dije mientas comenzaba a hacerles preguntas sobre el accidente.
No pude evitar pasar por la habitación de Alex antes de volver a casa, los demás actores ya se habían ido dejándole solo para pasar la noche.
— ¿Se encuentra mejor señor Høgh?— pregunté con un nudo en la garganta, rezando por lo haberle molestado en su sueño.
— Ni se te ocurra jajajajaja, me has hecho tres radiografías y me has toqueteado el hombro, yo creo que ya puedes llamarme Alex ¿no ?— preguntó él, incorporándose en la cama.
— Bueno, pues... ¿te encuentras mejor Alex?— pregunté con una ligera sonrisa en la boca. Me había pedido que le llamase por su nombre ¡Yey!
— No, todavía no sé tu nombre, tendrás que quedarte a curarme hasta que me lo digas— dijo dramatizando y haciéndome soltar una ligera carcajada.
— T/N— medio susurré. acercándome y revisando el suero intravenoso, y que todo estuviese bien.
— ¿Qué?— preguntó él, que no me había oído bien.
— Me llamo T/N— dije, mientras colocaba LA mano sobre su frente para tomar su temperatura y apuntarlo en su informe antes de ir a casa.
— Bueno, doctorcita, ¿Cuándo te volveré a ver?— preguntó el cuando me estaba yendo.
— Pues si me vuelves a llamar así nunca, sino mañana, cuando empieza mi turno— dije antes de salir por la puerta, sin poder creerme todas las cosas que habían pasado.
Los encargados de la serie pidieron que no se le diese el alta a Alex hasta que no estuviese completamente recuperado, conocían la cabezonería del actor y no dejaría que ningún doble le sustituyese en ninguna escena, por muy peligrosa que pudiese llegar a ser.
Habían pasado un par de semanas. En el hospital ya se les había pasado la fiebre Vikinga, y ya actuaban normal ante la presencia de los actores.
Me acerqué a la máquina de café, necesitaba despejarme después de una noche de estreno de la serie, donde había aprovechado a ver todos los capítulos que había disponibles y sin haber dormido en toda la noche.
