— Odio a nuestros amigos— dije mirando alrededor mientras me encogía de hombros.
— Igual vienen— dijo JJ apoyado en su moto.
Yo le miré con una ceja levantada y él rápidamente levantó los brazos en señal de inocencia. Llevábamos media hora esperando a nuestros amigos.
Ya se había vuelto algo normal que nos dejasen tirados, John B se pasaba el día con Sarah, Pope con Cleo y Kie tenía algo con alguien, pero no quería contarnos nada, aun así se pasaba el día desaparecida.
— Parece que volvemos a ser solo tú y yo —dijo JJ mirando el Twinkie, la camioneta de John B.
Estábamos en el jardín de su casa, la lancha, John B y Sarah no estaban, pero no podíamos llevarnos su furgoneta como si nada.
— No podemos quitarle la furgoneta JJ, ni siquiera va a venir con nosotros— dije negando con la cabeza.
— Y ¿Cómo pretendes llevar las tablas?— dijo mirando nuestras tablas de surf, apoyadas en un árbol.
Me quedé un momento reflexionando, no podíamos llevarlas en la moto de JJ, a menos que quisiésemos tener un accidente.
— Es John B, además, tengo las llaves. No pasará nada— me tranquilizó JJ, abriendo la furgoneta para marcharnos.
Habíamos planeado esa salida por semanas, por fin habría unas olas decentes y ninguno había aparecido. Si John B no quería que le quitásemos el Twinkie podría haber aparecido, se lo merecía por dejarnos tirados.
Después de conseguir meter las tablas JJ condujo hasta llegar a una playa poco conocida, que no conocían los turistas, para poder surfear tranquilos.
— WOOOHOOO—gritó JJ corriendo hacia la playa, viendo las olas, que eran realmente gigantes.
Corrimos al agua y pasamos toda la tarde surfeando. Mi corazón se derretía cada vez que oía a JJ reírse o gritar mientras cabalgaba una buena ola, juraría que me daba años de vida, pero la verdad es que me desconcentraba, y más de una vez caí al agua por culpa de los nervios.
— Esa tienes que cogerla— dijo JJ señalando una gran ola que se acercaba a la playa. Yo asentí y comencé a remar con los brazos, en dirección a la ola.
Todo iba bien hasta que:
—¡Eres increíble T/N!— gritó JJ animándome cuando estaba metida en el ojo de la ola.
Pero al escucharle sentí como me empezaban a temblar las piernas, me había desconcentrado y estaba perdiendo el control.
—¡Mierda!— murmuré antes de caer al agua.
Mientras la ola me revolcaba sentí como se me enrollaba algo en la pierna. Al principio creí que era de la cuerda de la tabla, pero cuando empecé a caminar hacia la orilla y sentí la quemazón me di cuenta de lo que era en realidad. Una maldita medusa.
JJ me siguió hacia la orilla y miró horrorizado la marca, que se volvía cada vez más roja.
— Dueleee— dije quejándome, mientras me soltaba el agarre de la tabla del pie. Intenté llegar hasta donde habíamos dejado las cosas pero me caí en el camino.
—¡Dios mío! ¿Estás bien?— dijo JJ corriendo a mi lado, sujetándome antes de que me cayese al suelo.
Me tenía tomada de los brazos y me ayudó a sentarme lentamente sobre la arena. Él se quedó arrodillado a mi lado.
— ¡Duele mucho!— gimoteé del dolor, tenía media pierna roja, me había empezado a picar, pero a la vez quemaba.
—¿Qué hago?— preguntó JJ desesperado.
