Mis amigos, Fred y George, me habían invitado a su casa durante el verano. Y yo había aceptado encantada.
Cuando llegué allí todo era un caos, no era la única invitada de los Weasley.
Molly corría de un lado a otro intentando satisfacer a sus invitados, Arthur ayudaba a sus hijos a subir todos los baúles de los invitados y familia a las habitaciones y, por vuestra parte Harry, Hermione, Fleur, Luna, Neville y yo, estábamos en el medio del caos, intentando no molestar.
Acabamos ayudando a subir los baúles, yo me quedaba en la habitación de uno de los hermanos mayores de los gemelos. El resto de las habitaciones estaban ocupadas y el hermano de los gemelos estaba buscando dragones, así que tenía toda la habitación para mí.
Cenamos todos juntos en una mesa gigante, una crema de verduras que había hecho la señora Weasley. Tuvimos que aguantar, Harry, Hermione y yo, preguntas sobre el mundo muggle, ya que el señor Weasley estaba super intrigado.
Después de cenar pasé 3 hora en la habitación de los gemelos, enseñándoles Netflix.
Pero estaba agotada, y acabé yéndome a la cama. La habitación era roja, la cama tenía una colcha amarilla, las paredes están llenas de posters y bocetos de dragones.
Me puse rápidamente el pijama y me metí en la cama, durmiéndome enseguida.
Sentí como algo frío me tocaba la espalda y me levanté de golpe, sin poder evitar soltar un fuerte chillido del susto.
—¿Qué pasa? ¿Qué pasa?—preguntó algo muy cerca del oído. Yo, con el susto metido en el cuerpo, empujé la voz al suelo.
Sonó un fuerte golpe.
—¡Fuera de aquí!— dije tapándome con la manta hasta el cuello, como si eso me fuese a proteger de algo.
—¡Esta es mi habitación! ¿Qué haces tú aquí?—dijo una voz masculina, desde el suelo.
En ese mismo momento la puerta se abrió de golpe y entraron la señora Weasley y los gemelos.
—¡Mama! ¡Charlie ha intentado meterse en la cama con T/N!—dijo George doblado de la risa, al igual que su hermano, mientras su madre parecía realmente agobiada.
—¡Solo intentaba dormir!— dijo la voz del suelo. La verdad es que sonaba bastante sexy.
—Lo siento T/N, olvidé que estabas aquí durmiendo— dijo la señora Weasley, acercándose al chico del suelo, para ayudarle a levantarse.
—No pasa nada, señora Weasley, yo me voy a levantar ya, se puede quedar durmiendo— dije levantándome rápidamente, no quería que echase al chico de su propio cuarto.
Cuando estaba saliendo no pude evitar girarme. El chico se estaba levantando del suelo, tenía el pelo larguito, casi por los hombros, no llevaba camiseta y podía ver su fuerte cuerpo, lleno de pecas y cicatrices.
Tendrías que haberte callado y ahora estaríamos en la cama con ese dios nórdico.
No pude evitar darle la razón a mi consciencia, maldita sea, había perdido mi oportunidad.
—¡Venga! Que se te cae la baba—dijo Fred agarrándome del brazo para llevarme a la cocina.
Yo le seguí, mi cabeza seguía puesta en el pelirrojo del suelo. ¡Maldita sea! ¡Yo quería pasar un verano normal! Y ahora me había enamorado del hermano de mis amigos.
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