//Spoilers temporada 3//
Es el enemy to lovers que todos esperábamos cuando vimos lo que pasaba en el primer capítulo, y es largo ;)
—Quédate aquí, no te muevas, no importa lo que pase, tienes que volver con los chicos— le dije a Kiara.
Las dos no estábamos escondiendo de los hombres de Ward, pero había uno muy cerca, y no podía dejar que se llevasen a mi mejor amiga.
Me levanté lentamente y salí de allí, llamando la atención del hombre, para que me siguiese y olvidase a Kiara.
No fue difícil escapar de ellos, pero acabaron atrapándome. Pero hubo algo que me asustó, casi más que todas las armas que llevaban . No sabían quien era Ward.
— ¡Déjame!.... ¡Suéltame!— me quejaba, pero ninguno me hacía caso. Me tenían sujeta por los brazos y me zarandeaban como a un muñeco, llevándome donde ellos querían.
Me lanzaron dentro de una habitación, lanzándome al suelo. Cuando quise levantarme ya me habían encerrado.
—¿Qué queréis de mi?— pregunté gritando, mientras daba golpes a la puerta.
Escuché el sonido de la llave y me aparté rápidamente.
—La cena es a las ocho, yo que tú me asearía— dijo uno de los guardias que me habían traído, antes de que pudiese preguntarle nada más había vuelto a cerrar la puerta en mis narices.
Estuve gritando un rato, pero cuando me di cuenta de lo inútil que era dejé de hacerlo. Paseé por la habitación.
Después de haber pasado un mes en una isla desierta me sentía un poco en el paraíso. Era una habitación grande, con ventanas, un baño y una gran cama, me recordó a mi casa...
Había un armario abierto, del que colgaban varios vestidos y una nota: "Coge tu talla". Los vestidos eran rojos de seda, apenas eran las cinco de la tarde, según el reloj que había colgado en la habitación, por lo que me di una larga ducha, me aseé, me lavé los dientes y me puse uno de los vestidos.
A las ocho en punto la puerta se volvió a abrir.
—Él ya está listo, puedes bajar— dijo una mujer, que llevaba un traje típico de las amas de casa. No sabía para quien trabajaba esa gente, ni si eran más peligrosos que Ward, pero por lo menos lo aparentaban.
Bajé siguiendo a la mujer, la casa parecía un antiguo museo, lleno de estatuas y cuadros antiguos. La mujer señaló una habitación y yo entré.
Pude ver a un chico sirviéndose algo de una pequeña barra.
— Eh, ¿perdone?— pregunté, todavía en la puerta.
Él chico se giró rápidamente y no pude evitar una mueca de sorpresa y disgusto. Era el puto Rafe Cameron, hijo de nuestro peor enemigo y el hermano de una de mis mejores amigas.
—Lo sabía, tú y tu padre estabais detrás de toda esta mierda— dije enfadada.
— Pero ¿de qué estás hablando? ¿Quieres quedarte una parte de mi trato? ¿Es eso lo que está pasando?— preguntó él, que también parecía estar enfadado, mientras se acercaba rápidamente a mi.
Di un paso atrás algo asustada.
— No sabía si en este pequeño reencuentro saltarían chispas— dijo una tercera voz. Rafe y yo nos giramos sorprendidos.
Detrás de una gran mesa de escritorio había un hombre con barba.
— ¿Quién eres?— preguntó Rafe a la defensiva. Noté como se colocaba ligeramente delante de mi, entre el hombre y yo.
