☁️Narra T/N☁️
2 meses
Dos meses había estado Apolo sin hablar conmigo.
Desde que le había conocido hacía un par de años nos habíamos hecho inseparables, tanto que pasábamos todo el día juntos, incluso me había hecho amiga de sus hermanos.
Pero, hacía dos meses que no sabía nada de él, me evitaba en los pasillos, no constataba a mis mensajes y en las clases que compartíamos, salía tan rápido que era imposible interceptarlo.
Revisé mi teléfono por cuarta vez, y el mensaje de Ares se convertía en el más leído de todo mi teléfono. Había hablado pocas veces con él, y me invitaba a una fiesta en su piscina, ¿Ares?
Al parecer había vuelto a venir, por sexta vez en el mes, a visitar a su querida Raquel.
Me pensé un rato si rechazar la propuesta. Quería ir, pero no sabía si sería buena idea aparecer en casa de Apolo cuando estaba evitándome. Aun así necesitaba explicaciones, necesitaba saber porque se comportaba así conmigo. Negué con la cabeza, apartando mis pensamientos y acepté la propuesta de Ares, intentando no pensar más en ello.
El resto de la semana, hasta el día de la fiesta, fue normal, Raquel, que también había vuelto para ver a Ares quedó conmigo un par de veces, nuestras madres eran amigas desde que éramos pequeñas y habíamos pasado tanto tiempo juntas que éramos como hermanas.
Habíamos quedado para ir juntas a la fiesta en casa de los Hidalgo, por lo que pasé a buscarla de camino.
Una vez allí Raquel fue secuestrada por Ares que se la llevó rápidamente por las escaleras. Me quedé sola.
Caminé hacia la parte de la piscina, donde me encontré con Artemis y Claudia, que estaban entrando. Ambos sonreían mientras tocaban la barriga de la pelirroja, que ya estaba bastante abultada debido a su embarazo.
De repente alguien llamó mi atención, Apolo Hidalgo. Estaba tumbado en una de las tumbonas, rodeado de mujeres que no paran de reír coquetamente ante cada una de sus palabras.
Estaba de pie, en el medio de la piscina y una pelota voló por el aire para estrellarse contra mi cara, pero eso nunca pasó. Sin saber como, golpeé la pelota contra la piscina consiguiendo marcar un punto a uno de los equipos que jugaban al vóley.
— Eres muy buena, ¿juegas?— me preguntó uno de los chicos que estaba en la piscina.
— ¡Es una obligación! ¡Nos están pateando el culo y somos uno menos! ¡Juegas y punto!— dijo una chica, a la que reconocí como la mejor amiga de Ares, Sally o algo así.
No respondí, me quité mi vestido y salté a la piscina para jugar.
La misión: Apolo explícame que pasa en tu puta cabeza, tendrá que esperar.
Después de un rato jugando, conseguimos ganar, salimos del agua y empezamos a hablar de cosas sin sentido. Recuerdo haber hablado de juegos de cartas y de cortes de pelo, pero no entendía porqué, quizá porque cierto Hidalgo tenía toda mi atención.
Los amigos de Ares fueron muy agradables, incluso un tal Gregory me invitó a uno de sus días de playa, post fiesta, me sentí muy cómoda con ellos.
