— Hey T/N, va a haber una fiesta este fin de semana en el bosque prohibido, ¿te apuntas?— dijo Mattheo apareciendo de repente por detrás de mi grupo de amigas, en el pasillo.
— Iría con cualquier persona que no fueses tú— respondí sacándole la lengua.
Él me guiñó el ojo antes de irse con sus Theo y Blasie dirección a nuestra sala común.
Pude ver como Daphne les seguía con la mirada, viendo si Blasie se giraba a verla en algún momento, pero no pasó. Ellos se habían liado en una fiesta y después de eso Blasie le había estado ignorando. Yo negué con la cabeza, no entendía por qué mi amiga no se acercaba a hablar con él, aunque sea para mandarle a la mierda.
— T/N, le gustas a Riddle— dijo Pansy dándome un codazo en las costillas.
— Y a ti él te gusta— dijo Astoria parándose frente a mi. Eso me hizo ponerme roja como un tomate, no me gustaba hablar de mis sentimientos, y mucho menos admitirlos.
— ¡Eso es mentira!— dije a la defensiva, pero mis amigas me conocían demasiado bien, como para saber que estaba mintiendo.
— No para de mirarte, te invita a las fiestas, no para de coquetear contigo y tú le sigues el rollo, eso significa algo, por lo menos para mí......—dijo Pansy, encogiéndose de hombros, como si fuese obvio, yo creía que nadie lo había notado.
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Ese mismo sábado las cuatro nos presentamos en la fiesta del bosque, la habían planeado los Huflepuff, todo estaba lleno de luces. Había muchísimas neveras por el suelo, llenas de alcohol, y la música retumbaba entre los árboles.
— Mira quien está ahí, no deja de mirarte— me susurró Astoria cuando llegamos al meollo, moviéndome la cabeza hasta encontrar a Mattheo, quien me miraba de arriba a abajo, sin intentar ser sutil.
Caminamos todas juntas hasta la pista de baile, pero entonces mis amigas empezaron a ser solicitadas por diferentes personas.
Draco se llevó a Pansy a "hacer algo más divertido", Daphne por fin, gracias al alcohol, había reunido suficiente coraje como para reclamarle a Blasie por comportase como un imbécil y Astoria se había perdido yendo a por bebidas hacía un rato.
Por lo que acabé sola, en el medio de la pista.
De repente sentí una mano en la cintura. Giré de golpe y me encontré a Mattheo.
— Al final viniste sola ¿necesitas compañía?— dijo él ofreciéndome un vaso rojo, yo lo acepté y le di un gran trago.
— Estoy mejor sola que mal acompañada— respondí guiñándole el ojo y apoyándome en uno de los árboles que rodeaban el claro donde estaba la fiesta.
— Si te dejo sola podría pasarte algo malo, este bosque es peligroso— dijo sonriendo coquetamente, apoyando sus manos en el gran árbol, a los lados de mi cabeza.
Me agaché y salí de entre sus brazos y comencé a caminar lejos de la ruidosa música de la fiesta. Él me seguía de cerca, me giré para asegurarme de ello. Incluso nos cruzamos con Pansy y Draco cuando nos adentrábamos en el bosque.
Mi amiga me guiñó el ojo antes de empujar a Mattheo contra mi espalda y marcharse.
Mattheo me tomó de la mano, para impedir que me cayese, con el efecto dominó, y yo no dejé que me volviese a soltar. Debía agradecerle eso a Pansy después.
— ¿Sabes? Si seguimos metiéndonos en el bosque podríamos encontrarnos con una bestia peligrosa, tienes suerte de que viniese contigo— dijo Mattheo cuando llegamos a un claro, en el que ya no se podía escuchar la música.
— Sin duda, eres mi príncipe Mattheo, no podría vivir sin ti, eres el amor de mi vida— dije con sarcasmo, parando en medio del pequeño claro.
Entonces me giré y comencé a acercarme a él lentamente. Reí al ver como se lamía los labios, me quería tentar, y lo estaba consiguiendo.
Con su mano libre Mattheo apartó un mechón de pelo de mi cara, y lo colocó detrás de mi oreja, se siguió acercando, pero cuando estaba a punto de besarle se alejó un poco.
— Tú también eres el amor de mi vida T/N— susurró todavía con su cara muy cerca de la mía. No pude evitar sonrojarme.
No podía aguantar más, necesitaba besarle, necesitaba hacerlo. Pude ver como sonreía al notar mi desesperación, pero antes de pensármelo le tomé de la camiseta y estampé mis labios contra los suyos.
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