¡Mi uniforme!
Fred y yo habíamos comenzado una guerra de bromas, hacía semanas, nos pasábamos el día entero molestando al otro, pero esta vez se había pasado.
Esta última broma había llegado muy lejos.
Mi falda, que solía llegarme por debajo de las rodillas, ahora, por suerte seguía sirviéndome para taparme el culo, pero nada más. Fred se había encargado de recortarla.
Además el pelirrojo había acompañado una nota, en la que me dejaba claro que había recortado todas y cada una de mis faldas, sin dejarme ninguna para ponerme, para así poder ver mis hermosas piernas según él.
—¡Weasley!— grité al verle, con George, caminado por el pasillo.
—Hombre T/N, tendrías que empezar a tomar el sol, tienes las piernas muy blancas para ese nuevo look— se rio Fred al ver que llevaba puesta una de mis "nuevas" faldas.
— Te has pasado Fred. Ahora no tengo ropa que ponerme— me quejé lanzándole todos los recortes de tela que había dejado tirados por mi habitación, obviamente encantados para que no pudiese arreglar las faldas.
— Tendrás que empezar a ir desnuda— dijo mientras seguía riéndose de mi, yo sentía como cada vez estaba más furiosa.
— Así no lo vas a conseguir— oí que le decía George a Fred mientras salían, casi corriendo, de el pasillo. Todavía sin dejar de reírse.
Durante los siguientes días me conformé con atarme la chaqueta a la cintura, intentando esconder el estropicio que Fred había hecho con mi falda.
Estaba tan enfadada que dejé de hacer bromas, ni siquiera hablábamos, me pasaba el día ignorándole. Se había pasado y el hecho de que ni siquiera hubiese intentado disculparse me hacía estar cada vez más furiosa.
No pude ignorarle permanentemente, y desgraciadamente tuvimos que compartir carruaje en una de nuestras excursiones a Hosmeade.
Angelina y George también se estaban con nosotros, aunque eso no hacía menos incómoda la situación.
—........em......odio estas cosas........deberíais arreglarlo— dijo George removiéndose incómodo en su asiento mientras se bajaba rápidamente del carruaje, de la mano de Angelina, para dejarnos solos.
Yo comencé a caminar hacia el pueblo, y podía escuchar las pisadas de Fred en la nieve, siguiéndome.
— Lo siento.....— se disculpó Fred corriendo para llegar a mi lado.
Había agachado la mirada como si fuese incapaz de mantener la mirada al frente, por vergüenza supuse.
— Lo más malo que te hice fue ponerte picante en tus cereales del desayuno. Te pasaste mucho Fred— dije enfadada, intentando controlarme para no gritarle.
— Yo....solo era una broma. No pretendía llegar tan lejos— me explicó él, hizo un intento por darme un abrazo, pero yo le miré enfadada, no estaba de humor. Él se apartó rápidamente por un segundo, pero rápidamente volvió a acercarse.
— Pero puedo compensarte— dijo con una ceja levantada. Sentí como se me pasaba parte del enfado. Él no notó y me tomó por los hombros, parándome y dejándome frente a él.
— Vente conmigo hoy. George estará con Angelina y yo no quiero estar solo. Te lo compensaré, lo juro— me propuso el pelirrojo poniendo cara de cachorro, para intentar convencerme.
— ¿Sabes Weasley? No creo que una sola salida a Hosmeade pueda compensar el estropicio que le hiciste a mis faldas— dije mientras levantando una de mis cejas. Pretendía ignorar que no estaba nerviosa por tenerle tan cerca, pero no funcionó, y rápidamente comencé a conrojarme.
— Y que tal esto— dijo Fred acercándose, todavía más, lentamente a mi.
Él, que todavía tenía sus manos en mis hombros, me empujó hacia atrás, haciéndo que acabase apoyada en un árbol. Yo le tomé del pecho, creyendo que me iba a empujar, y acabamos tan cerca que podía sentir su respiración en los labios.
Él sonrió al ver que yo no me apartaba. Subió una de sus manos a mi mejilla y la otra la bajó a mi cintura, pegándome a él. Yo subí mis manos hasta su nuca, no sabía como reaccionar, sorprendentemente esto me estaba gustando. Y mucho.
Él siguió acercándose lentamente a mi, dándome tiempo por si quisiese apartarme, pero no lo hice, por el contrario, me estaba desesperando tenerle tan cerca y no poder besarle. No podía aguantar más. Al ver que no reaccionaba fui yo la que dio el paso, y le besé.
— ¿Funciona?— preguntó Fred sobre mis labios, sin alejarse más de lo necesario.
Yo me reí, sintiendo como chocaban nuestros dientes.
— Solo un poco— susurré, volviendo a juntar nuestros labios.
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