Capítulo 52

947 68 2
                                    

/Narra Hipo/
  Lo que pasó ayer fue un poco raro. Tardé mucho tiempo en organizar a los dragones, distraerla, hacer la cena y armarme de valor para decirle lo que sentía, y al final ella se desmayó con los ojos abiertos.

  Cómo no recibí una respuesta clara de su parte, preferí pensar que quedó en tiempo muerto y no que recibí un rechazo. Estaba dispuesto a preguntarle nuevamente para tener una respuesta clara. Estaba nervioso pero no quería demostrarlo. Era muy temprano y estuve varios minutos dando vueltas en círculos caminando cerca de mi casa sin salir del trayecto que tuve desde hace un tiempo.

  Caminé tanto que no me dí cuenta de cuánto tiempo estuve caminando. Chimuelo, ya enojado, me rugió y me dió un golpe con su cola, cuando salí del trance noté que el sol ya había salido por completo y estaba un poco alto.

Hipo: Lo lamento, chico. Estoy muy distraído, mañana sin falta volamos ¿Te parece?

  Mi dragón estaba molesto y lo demostró volviendo a golpearme con su cola, pero esta vez me golpeó con la aleta artificial y eso me hizo caer.

  Me levanté y caminé mientras estaba sumido en mis pensamientos. En mi cabeza habían muchas preguntas que no tenían respuestas, muchas dudas que me hacían cuestionarme lo que estaba haciendo y algunos temores de los que me había despreocupado desde hace tiempo. Estaba tan distraído que terminé en la herrería y fue gracias a Bocón que pude volver a la realidad.

Bocón: Hey, muchacho ¿Que te sucede? ¿Estás deprimido por lo de anoche?

Hipo: *Nervioso* ¿Qué? Noooo... Estoy un poco decepcionado y algo distraído pero no estoy triste... Estoy bien... Estoy... Bien.

  Salí de la herrería y caminé por el bosque con Chimuelo a mi lado en todo momento. Él estaba a mi lado y me animaba pidiéndole que le acariciara la cabeza.

  Los dos seguíamos paseando por ahí hasta que escuchamos unas explosiones en el bosque. Corrimos hacia allí y nos encontramos a todo el equipo con sus dragones.

Hipo: ¿Que están haciendo?

Patán: Aquí nomás.

Brutacio: *Emocionado* Estamos explotando todo lo que veamos. Es emocionante.

/Narra el autor/
  Heather fue la única quien notó tristeza en los ojos de su amigo, así que decidió acercarse a él e iniciar el tema que el trataba de ignorar.

Heather: ¿Sigues deprimido por lo que sucedió?

Hipo: *Nervioso* ¿Que? No. Estoy bien... Eso creo.

Heather: Si te sientes mal por lo que sucedió, no deberías. Hasta donde oí, ella parecía querer cenar contigo tanto como tú querías cenar con ella.

Hipo: *Molesto* ¿Nos oíste?

Heather: No me iba a quedar sentada sin hacer nada. *Bromista* Yo también la amo.

Hipo: *Asustado* ¡¡¡¿¿¿Qué???!!!

  A Hipo casi le da un ataque cardíaco al escuchar tal "declaración". Intentó decir algo pero su amiga se rió tan fuerte que se pudo oír sus carcajadas a 30 metros de distancia. A falta de aire, la chica se cayó al suelo para seguir riéndose mientras se revolcaba. Después de varios largos minutos riéndose y burlándose de su amigo, Heather por fin se levantó con dificultad para respirar mientras trataba de decirle algo importante a su amigo.

Heather: *Riéndose* Caiste.

  O no.

  Al él no le dió risa y cruzó sus brazos esperando que dejara de reírse por fin. Ya calmada, trató de hablar con ella pero escuchó unas risas atrás suyo. Sus "amigos", quienes habían escuchado todo, también se estaban riendo, pero sus risas eran más leves.

  Una vez que hubo silencio, habló en privado con Heather para solucionar todo el problema de una vez por todas.

Heather: Ok, Hipo. Dime qué sucede y veré cómo ayudarte.

  Mientras tanto, en otra parte en Berk. Una chica se había levantado súper tarde y algo hizo "clic" en ella. Era algo inexplicable. Ella...

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora