Capítulo 29

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/Narra Hipo/
  Papá estaba furioso y era demasiado obvio el porque. Traté de hablar con él para explicarle lo de Eret pero cada vez que sacaba el tema se veía más enojado. El viaje fue incómodo y nadie pudo hablar con él. Mi mamá solamente se limitó a llevarle comida y revisar que los dragones estuvieran bien. Mi padre estaba muy enojado y gruñón, pero eso era solamente desde afuera, por dentro tenía el corazón partido en mil pedazos. Estaba triste y confundido y lo podía notar en su mirar.

  Estábamos navegando y era una noche estrellada. Mi padre descansaba en la cubierta y fui con él para hablar tranquilamente.

Hipo: No es lo que crees.

Estoico: ¿Y qué es lo que creo?

Hipo: Crees que mamá te reemplazo todos estos años que estaban separados ¿No es así?

Estoico: ...

Hipo: Ella te extraño mucho. Todas las veces que nos reuníamos, me contaba todas tus historias, todas tus aventuras y todos los momentos que pasaron juntos. Ella contaba todo eso con esa luz en sus ojos. Los contaba como si fueran su más grande y precioso tesoro.

  Mi padre abrió sus ojos tan grandes como los platos de madera. Yo lo abracé y traté de calmarlo.

  Al día siguiente, llegamos a Berk y arrivamos en el puerto y de allí fuimos al Gran Salón. Toda la gente recibió con alegría a mi padre y a mis amigos mientras que mi mamá, Heather y yo pasamos desapercibidos. Todo estaba bien hasta que finalmente llegamos adentro y mi padre nos obligó a sentarnos junto a él, frente a toda la aldea. Hicimos lo que nos dijo y en medio de todo el tumulto detuvo todo sonido con un solo golpe en la mesa. Luego de llamar la atención de todo el mundo, con voz imponente, llamó a todo el mundo y nos presentó.

Estoico: Les quiero presentar a mi hijo, Hipo - Todo el mundo victorearon de alegría por la noticia pero no era lo único que él dijo - Y también quiero mostrarles unp milagro, una persona de nuestra aldea que desapareció hace mucho tiempo. Esta persona es... Valka.

  Era demasiado obvio que estaban muy sorprendidos. Cuando vieron fijamente a mi mamá, no tenían palabras alguna para decir salvó de asombro y alegría. Ese día comimos un festín y los adultos bebieron de la Hidromiel más fina del archipiélago. Era como ver una Snogeltog muy animada y sin preocupaciones, sin mencionar que estaba adelantado.

  Salí afuera para refrescarme y me encontré con Astrid. Hablamos un rato hasta que aparecieron los demás junto con Heather. Los ví y con una sonrisa volteé a ver al horizonte nocturno. Me subí en Chimuelo u volé esa noche. No podía sentirme más en casa de lo que me sentía ahora.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora