Capítulo 25

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/Narra Hipo/
  El viaje que me obligaron a hacer fue un tanto incómodo.

  Repasemos lo sucedido ¿Quieren?

  Estábamos ayudando a los Colaquemantes a salvar su nido de los cazadores de dragones. Todo iba bien hasta que me atraparon. Le ordené a Chimuelo buscar ayuda y mientras que yo iba a pelear lo más que podía. Me sujetaron h me subieron a un barco y de ahí estuvimos viajando durante horas. Le hice muchas preguntas a mis captores y estos no dijeron ni una sola palabra, pero cada vez parecían más y más irritados.

  Una vez que llegamos a una isla, los hombre me levantaron, me llevaron entre sus hombros y luego me arrojaron en un pozo. Cuando finalmente pude levantarme y quitarme todo aquello que me inmobilizaba, me acomodé el casco y la armadura y busqué una forma de salir.

  Estaba viendo el lugar hasta que escuche una risa macabra. Ví hacia arriba y descubrí quién era el que se reía. Era un hombre robusto con barba y su cabello negro. Su pelo era en forma de rastas y tenía una especie de capa hecha de piel de dragón. A su lado, había un hombre un poco más pequeño que él y de figura esbelta.

Hipo: Drago y Krogan. No creí encontrarme con ustedes tan pronto, manga de asesinos incrédulos.

Drago: Felicidades, niño. Me has hecho enojar, y créeme cuando te digo que hubiera preferido no hacerlo.

Hipo: Eres un cobarde. No te atreves a enfrentarme en un combate mano a mano. Siempre con un ejército.

Drago: Tú y tus amigos me robaron a mi ejército de dragones, ahora mi campeón no tiene a quien dirigir.

Hipo: *Bromista* No es mi culpa que seas tan feo que tus propios dragones salgan huyendo.

Krogan: *Molesto* Hijo de troll. ¡¡¡Ya verás...!!!

Drago: Tranquilo. Todavía debe ver algo.

  De repente, una parte de mi calabozo se abrió revelando ser una puerta secreta. De esta puerta salieron varios hombres armados. Estaba en desventaja desde todos los ángulos posibles, así que solamente me rendí. Caminé lentamente hacia los guardias y estos me sujetaron desde los hombros. Cuando finalmente llegamos a la superficie, noté algo horrible. Habían unas cabezas de dragones, aún frescas, en el suelo. Su sangre no estaban seca aún y podía escuchar como los latidos de algunos disminuían lentamente hasta finalmente detenerse.

Hipo: Drago, cuando me suelte de esto, te juro que te voy a atravesar el pecho con una espada.

???: Dudo de que sea capaz, joven. Todo el mundo, incluso yo desde los mares, hemos escuchado tu leyenda. El joven que se unió a los dragones y que ahora los protege.

Hipo: Maldito mercader. Sabía que estabas detrás de esto. Te salvamos la vida incontables veces ¿Y así nos lo retribuyes? Solamente eres una rata.

  De sus mangas salieron unos cuchillos que arrojó. Uno solamente pudo cortarme un par de cabellos mientras que el otro quedó clavado en mi hombro izquierdo. Traté de no gritar pero me era muy difícil. Entre ver a el cadáver de varios dragones y el dolor que sentía, no podía no pensar en otra cosa que no era o vengarme o gritar hasta desgarrar mi garganta con gritos hasta quedarme sin voz completamente.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora