Capítulo 19

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/Narra el autor/
  Hipo se había olvidado por completo el casco ya que creyó que no lo iba a necesitar.

  Esa mañana, Hipo se escapó de sus responsabilidades para darse un lujo junto a Chimuelo.

  Mientras que ambos iban por el cielo explorando ese terreno sin límites, divisaron un barco vikingo siendo atacados por piratas. Pasaron volando rápidamente sobre el barco y luego el joven se tiró de su dragón, no sin antes pedirle que busque ayuda. El dragón, con un rugido llamó a los Aguijones Veloces más cercanos y a los Escaldarones de la zona. El muchacho iba cayendo hasta que desplegó las alas artificiales que hizo y con ellas planeó hasta el barco y aterrizó sobre uno de los piratas. Cuando se levantó comenzó a luchar junto con la ayuda de los dragones. Cuando finalmente pudo derrotar a todos los piratas, notó quienes estaban en el barco y trató de salir lo más rápido posible antes de que se dieran cuenta de quién era él ya que no se sentía listo de que se enojaran con él.

  Trató de huir pero alguien sujetó su mano y eso le impidió salir de allí.

Astrid: Ya no huyas... Hipo.

  No quiso darse vuelta por temor a ver su rostro desilucionado. Se safó de su agarre y corrió hasta saltar del barco y ser atrapado por un Escaldaron que voló hasta su isla.

  Todos quedaron sorprendidos por lo que acaban de ver. Sin perder tiempo dirigieron su barco en dirección a donde había ido el dragón.

  Al llegar a la isla, Hipo se acostó en su cama y no habló con nadie acerca de lo ocurrido. A la hora de la cenar, comió en su cama alejado de todos. Su madre entró a su habitación y, preocupada, trató de hablar con su hijo para saber que era lo que lo carcomía.

Valka: Hijo, has estado muy raro hoy ¿Qué pasó?

Hipo: Me encontré con papá y todos. Tengo mucho miedo de que se enojen conmigo y eso.

Valka: Hipo, ya no eres un niño, ya no puedes huir de las consecuencias de tus actos. Además, tu padre te ha buscado todo este tiempo, te extraña mucho.

Hipo: ¿En serio?

Valka: Si. Mañana irás y resolverás esto de una vez por todas. Si te hace sentir mejor, iré contigo para evitar que te mate.

Hipo: Gracias mamá.

Valka: De nada hijo.

  Mientras tanto, en el barco. Los jóvenes fueron a descansar mientras que Estoico veía las estrellas y en ellas distinguía el rostro de su esposa e hijo. Con melancolía comenzó a cantar mientras que la tristeza inundaba su corazón al igual que la esperanza.

Estoico: Hay, hijo. Eres la viva imagen de tu madre, por favor perdóname por todo el daño que te hice.

  Al día siguiente, los chicos estaban preparándose para cualquier situación cuando notaron que varios dragones acuáticos nadaban alrededor de su barco.

Estoico: Estén preparados. No sabemos que es lo que quieren estás criaturas.

  Sin previo aviso, los dragones del ruedo, un Cuernatronante, un Cortatormentas y Un Furia Nocturna aterrizaron en el barco sorprendiendo a sus navegantes. Del dragón de cuatro alas y del ébano descendieron dos jinetes con cascos que le cubrían la cabeza.

Hipo: *Con una voz falsa* Yo... Soy el guerrero dragón. Prepárense para sentir el trueno.

Astrid: *Sería* Hipo, sabemos que eres tú.

  La verdad, solamente ella y Estoico sabían que era él ha que Patapez es muy asustadizo y los otros tres son fáciles de engañar debido a que no son muy listos.

  El castaño se quitó el casco dejando ver así su cara. Con timidez saludó a los demás y de repente recibió un fuerte abrazo de su padre, el cual correspondió.

Estoico. Te extrañe, hijo.

Hipo: *Feliz* Y yo a tí, pá.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora