Capítulo 8

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/Narra Hipo/
  Luego de derrotar a aquel dragón, quedé inconsciente y luego desperté en una isla completamente desierta. Había vegetación, algunos animales, pero no había señal alguna de algún vikingo conocido o desconocido.

  Traté de levantarme para averiguar en donde estaba pero me caí, era como si hubiera perdido el equilibrio. Al ver mis pies noté que unos de ellos me faltaba, en su lugar había unos vendajes completamente rojos lleno de sangre. La herida me dolía mucho pero me sorprendía mucho el haber perdido un pie en la batalla.

  Traté de levantarme como pude y busqué a Chimuelo en todas parte, lo encontré cerca de un lago descansando junto a los demás dragones del ruedo.

  Como no podía caminar, me movía por todas partes saltando de un árbol a otro para sostenerme.

  Cuando llegué con el noté que su aleta artificial estaba complete te arruinada y no había nada que pudiera hacer. No tenía una herrería, no tenía materiales y no podía trabajar con una pierna tratando de mantener el equilibrio. Estaba sin recursos y discapacitado para realizar cualquier actividad.

  Cuando por fin pude llegar a Chimuelo, me acomodé cerca de él y él solo me lamió en forma de saludo. Los demás dragones parecían estar tranquilos cerca mío. Nadie me mordía o me miraba mal, de hecho, me miraban con lastima y compasión, debían saber lo que sentía, estar alejado de mi gente y sin nada con que sobrevivir.

  El día pasó y todavía no podía creer lo que había sucedido. Perdí una pierna, me excluí de mi aldea, vivo con dragones y asesiné a la reina. Fue muy épico y todo pero por todo lo que ha ocurrido ahora debía dedicarme a armar una nueva vida.

  Al día siguiente, el Nadder del ruedo se ofreció a llevarme a un vuelo ya que Chimuelo no podía. Volé con ella hasta los mercados del norte y allí, un amable mercader se ofreció a ayudarme con mi pie. El amable señor me colocó una pata de madera como la de Bocón y yo lo acepté cordialmente.

  Al volver a mi isla, me dí cuenta de que poseía materiales primos de sobra para poder hacer una vida desde cero, solo me dificultarían algunas cosas de vería de obtener de otras formas.

  Junto a mis compañeros, todos logramos talar una gran cantidad de árboles, con lo que tenía la intención de hacer una cabaña para poder descansar debidamente. Una de las cosas que no me dí cuenta desde que desperté después de aquella pelea fue que Chimuelo se había vuelto algún tipo de alfa, los dragones de la Muerte Roja ahora estaban a sus órdenes.

  Tomo tres semana, pero gracias a todos los dragones obtuve materiales suficientes para hacer una cabaña para mí solo. Luego de hacer mi casa, me dediqué a hacer un establo para los dragones y una herrería, ya que era una de mis cosas favoritas y con ella podría reparar la cola artificial de Chimuelo.

  Tardé tres meses, aún con la ayuda de todo el nido. Fue difícil y muy tedioso todo ese trabajo aunque valió la pena ya que con ello, ahora tengo no solo un lugar para vivir tranquilamente, sino también para que los dragones vivieran cómodos.

  Los dragones asaltaban barcos y algunos mercados de otras partes y me traían los materiales. Con ellos pude arreglar la cola de Chimuelo y hacerme un pie decente.

  Pasaron varios meses desde ese momento y yo, por fin, empezé una nueva vida desde cero y me propuse a cuidar de los dragones. Si yo los protegía, ellos me protegerían.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora