Capítulo 51

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/Narra Hipo/
  Después de que terminó este buen día, me fui a acostar y a dormir.

  Después de pasar por tantas cosas, decidí que era el momento de ser un poquito egoísta y pensar un momento en mí. En realidad fui convencido por mi madre y Heather.

  Siempre pensé en ella. Desde que vio de Berk por primera vez hasta el día de hoy no deje de pensar en ella. Me volví loco e inestable pero en parte también era porque estaba estresado por mis enemigos y todo.

  El día en que me besó, quedé impactado y mi corazón no deja de acelerarse cada vez que la veo.

  Quería decirle lo que sentía de una vez por todas pero seguía sin poder tener el valor suficiente para hacerlo.

  Se me ocurrió una idea para pedirle consejos y saber más de ella y sin que se diera cuenta. Hablé con ella y le pedí consejos y ella me daba respuestas que anoté mentalmente. Cuando le dije que estaba inseguro y demás, ella me dió un golpe y me mostró una sonrisa cálida.

  Una vez que la despedí, me fuí a mi cabaña y dormí para estar fresco al día siguiente.

  Cuando amaneció, corrí de un lugar a otro para ayudar a los Vikingos y a los dragones. Ayudé a Bocón con la herrería, ayude a mi padre en algunos asistía políticos y después patrullé por toda la isla con mi mamá. Una vez terminado todo eso, fui a la casa de Astrid y me atendió ella. Le pedí que se pusiera su mejor vestimenta y que
e esperara en el bosque. Al principio comenzó a sospechar, lo ví en sus ojos, pero le dije que era para recibir a "la chica que amo" de la mejor forma posible. Con eso dejó de lado toda sospecha y accedió a ayudarme.

  Le pedí ayuda a los chicos para preparar lo mejor que teníamos. Logramos, con la ayuda y autorización de mi padre, hacer una cena romántica en medio de la ciudad y con la mejor comida que pude preparar. El cielo nocturno era nuestro ambiente y las estrellas nuestra iluminación. Le dí una orden a los dragones para una formación súper complicada, pero si resultaba bien, iba a ser muy romántico.

  Esperé un rato hasta que finalmente apareció. Iba caminando desde su casa hasta el centro de la plaza. Tenía una remera celeste y una falda del mismo color pero sin picos, unas botas hermosas, el cabello suelto y una capa blanca. Quedé sin palabras.

  Por fin estaba allí y parecía un soldado ya que se quedó a un lado de la mesa y con una posición firme esperando a que le dijera algo.

  La invité a sentarse conmigo y me miró algo extrañada. Tenía un semblante serio y frío y la verdad era algo temible pero también era algo que resaltaba su belleza.

Astrid: ¿Y... cuando debería estar llega do está chica?

Hipo: No te preocupes, comamos mientras tanto, hice mucho.

Astrid: ¿Por qué? ¿No hiciste esto para comer con aquella chica?

Hipo: Si, pero tranquila, todo va a estar bien.

  Al momento de decirlo estaba calmado, o eso mostraba, pero en realidad estaba muy nervioso.

  Cenamos en silencio y con un poco de incomodidad, pero eso no iba a evitar que me declarara. Me armé de valor y hablé con ella.

Hipo: Astrid... yo...

Astrid: ¿Cuando va venir está chica? Es muy grosera por dejarte plantada de esta forma.

Hipo: Está bien... Lo que quiero decirte es que yo...

Astrid: Es de mala educación no presentarse cuando te invitan. Al menos debió venir para decir si le pasó algo.

Hipo: Pero Astrid...

Astrid: *Enojada* No puedo creerlo... Si fuera yo la que tuviera esta oportunidad, entonces... - No continuó ya que se tapó la boca con un rubor es sus mejillas - *Avergonzada* No dije nada, perdón... Fui muy grosera.

  Mi corazón palpitó como nunca y por fin le dije.

Hipo: Esa chica no vendrá... Porque ya está aquí.

  Me vió impresionada por lo dije y yo solamente junte mis manos e hice un rugido especial, el cual era la señal para la formación que le ordené a los dragones. Uno por uno volaron por el cielo y con sus disparos de fuego, escribieron en el cielo su nombre. Decía en grande "Astrid", y luego tres disparos de plasmas explotaron cerca, dándole un efecto más llamativo.

Hipo: Me costó mucho trabajo organizar esto y tomar el valor para decírtelo, pero la chica de quién estoy enamorado... eres tú. Astrid Hofferson ¿Serías mi novia?

  Me arrodillé ante ella y ví como seguía en shock con la boca entreabierta. Sus ojos se cristalizaron y comenzaron a caer lágrimas sin que se diera cuenta.

  Durante dos horas, no se movió ni dijo una sola palabra. Ya preocupado un poco, me acerqué y noté que se había desmayado con los ojos abiertos por el shock de la confesión. Sin más que poder hacer la cargué entre mis brazos y la llevé hacia su casa. Le dije a sus padres lo que ocurrió y ellos la llevaron hacia su cuarto, me agradecieron por todo y cerraron la puerta. Ya un poco decaído me fui a mi casa a descansar, nuevamente.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora