Capítulo 18

3K 206 18
                                    

/Narra Astrid/
  Hemos buscado a Hipo desde hace años. Siempre que podíamos navegabamos y explorabamos cada isla que encontrábamos. Junto a mis amigos, recorrimos las aguas del Archipiélago al menos tres veces. Cada vez que volvíamos a casa nos quedabamos allí uno o dos semanas como mínimo y luego volvíamos al mar. Estoico nos acompañaba de vez en cuando pero no podía estar lejos de Berk tanto tiempo debido al asunto de los Marginados y los Berserkers.

  No estaba asustada por lo que le podría pasar a Hipo ¿Por qué? Porque si podía domar a un Furia Nocturna y derrotar a un dragón Titánico el solo, entonces podría sobrevivir sin nuestras ayuda.

  Si soy sincera, me gustaba más el Hipo indefenso. Quería que se esforzara mucho ya que me gustaba mucho cómo era. Patán es el claro ejemplo de un vikingo normal: arrogante, bruto y violento. Me gustan más como Hipo: ingeniosos, valientes, alocados y sensibles. Mi idea era que una vez que matara a mi primer dragón, haría que fuera mío y luego cuando nos casáramos, el cuidaría de los niños y de la casa mientras que yo salía y me encargaría de los dragones. Lo hubiera mantenido a salvó a él y todos. El hecho de que fuera hijo del jefe no me importaba mucho.

  Todo iba de lo más normal hasta que empezó a estorbarme en los entrenamientos de mata dragones, me enoje con él. Cuando quise disculparme, había empezado a desarrollar una especie de habilidad contra esas criaturas. Eso también me enfureció y más cuando fue elegido para matar al Pesadilla Monstruosa. Había cambiado y no quería que eso sucediera. Un día lo encontré en una cala con una canasta llena de pescado y algunas de sus cosas. Estaba tan molesta que lo terminé amenazando y antes de darme cuenta, los dos conversábamos tranquilamente. No sé porque pero le conté todo lo que sentía y aparte le conté un secreto muy importante para mí.

  Al día siguiente fue "secuestrado" por su dragón y desde allí pasaron muchas cosas hasta la actualidad. La última vez que lo ví fue cuando enfrentamos al Muerte Roja.

  Todavía no me siento lista para confesarme pero quiero volver a verlo aunque sea una vez. Esa es mi razón para buscarlo. Lo extraño y no solo eso, Berk y su padre lo necesitan.

  Estábamos viajando con Estoico, mis amigos y yo hasta que nos dimos cuenta de algo curioso. La única vez que habíamos abandonando el banco de niebla que rodea el archipiélago, fue cuando buscamos al Muerte Roja y cuando encontramos el nido de hielo. Si pudiéramos hacer ese viaje aunque sea una sola vez más, habría posibilidad de encontrarnos con él nuevamente.

  Luego de discutir acerca de esta idea, decidimos cruzar el banco de niebla. Íbamos en pleno viaje hasta que unos barcos de algunos piratas aparecieron en medio de la nada. Los piratas nos acorralaron y exigieron que les diéramos todo lo que teníamos. Nos negamos y ellos sacaron sus armas y nos apuntaron. Estábamos en medio del mar, por lo que no podíamos hacer nada.

  Estábamos dispuestos a afrontar nuestro destino hasta que la figura de un dragón negro pasó volando velozmente arriba de nuestro barco. Apenas pude ver su sombra pero supe inmediatamente quién era.

  Unos Escaldarones salieron del mar y capturaron a algunos piratas llevándoselos al agua. Noté que una figura pequeña con forma humanoide  descendía desde el cielo y atacó a uno de los piratas. Tenía un pie de metal, una armadura de cuero y unas especies de alas. Agarró una de las espadas y de sus enemigos y comenzó a combatir. Distinguí en él su cabello castaño y unos ojos verdes como un bosque frondoso. Tomé mi hacha y combatí contra nuestros captores, en poco tiempo los demás me siguieron e hicieron lo mismo. Ví unos dragones sin alas que corrían sobre el agua y saltaron a los barcos y ayudaron al jóven. Una vez derrotados, el muchacho trató de huir pero tomé su mano y lo ví fijamente.

Astrid: Ya no huyas... Hipo.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Where stories live. Discover now