Capítulo 50

987 71 1
                                    

/Narra Astrid/
  La gente por fin tenía un momento de paz, al igual que nosotros.

  Estaba feliz por todo lo ocurrido, sobre todo por el nuevo Hipo, pero seguía extrañando al viejo Hipo. Seguía extrañando a ese muchacho tímido, inteligente y débil. Tenía tantas ganas de protegerlo, pero ahora un chico audaz. En parte era un poco incómodo verlo de esa forma pero también era agradable verlo de esa forma, ya que se veía más seguro, más protegido y más feliz.

  Al pensar en eso sentía un hueco en mi corazón ya que si ya no podía protegerlo, era completamente inútil para él. Él no me necesitaba y tampoco había necesidad de estar conmigo debido a cómo lo traté. A pesar de todo, fue amable conmigo pero no sé si solo me vé como una amiga o una compañera. Si vé como amiga, me basta. No quiero que me odie por lo que si me gané su amistad, voy a cuidar esa amistad a cualquier costo.

  Recordé cuando Heather bromeó varias veces con eso de que Hipo estaba enamorado de mí y eso. Sinceramente, esas palabras hicieron que mi corazón brincara pero dudaba que fuera verdad. "De seguro era una broma" "solo soy una amiga para él" me decía continuamente y me deprimía más.

  Habían pasado dos días desde que los Berserkers y los Marginados habían vuelto a sus respectivas islas y yo no tenía nada que hacer. Tormenta me acompañaba en todo momento y en todo lugar.

Astrid: *Deprimida* Ya basta Tormenta. Por favor ve con los demás.

  Ella me acarició con su boca y me lamió un poco. Eso me animó un poco.

  Sin darme cuenta, alguien estaba cerca observandome.

Hipo: Ella siente tu tristeza y quiere animarte.

  Me sorprendí y traté de ocultar mi rostro. Respiré hondo por suerte logré calmarme y mostrarme seria.

Astrid: ¿Que sucede Hipo? ¿Te puedo ayudar en algo?

Hipo: *Nervioso* S-s-si. Quiero invitar a una chica a una cita. Es alguien muy especial para mí y quiero decirle lo que siento ¿Me podrías ayudar?

  Eso fue un golpe duro a mi corazón y traté con todas mis fuerzas de que no se notara cuanto me dolió escuchar eso.

Astrid: *Calmada* Está bien. Te ayudaré en lo que pueda ¿Qué necesitas?

Hipo: Gracias Astrid *La abraza* Eres la mejor. Necesito que me ayudes con un discurso, las flores, la cena, los adornos y los...

  Me comenzó a desesperar todo lo que quería hacer para una simple confesión. Le dí un golpe en el hombro y le sonreí.

Astrid: Solamente debes de estar con ella y decirle lo que sientes por ella. Lo apreciará, te lo aseguro. Eres un buen chico.

  Desvió la mirada y sonrió ligeramente.

Hipo: ¿Te gustaría acompañarme? Necesito que alguien me haga compañía por un rato.

  Era el peor sufrimiento que podía sentir pero aún así acepté estar con él.

  Paseamos por toda la isla mientras que nuestros dragones nos acompañaban. Él tomaba mi mano y me contó todas las cosas que vió. Me hacía reír con algunas bromas que hacía y luego lo ví a los ojos cuando llegamos al barranco de Berk, allí vimos el atardecer. Nos alejamos uno del otro lentamente hasta que sus dedos se escaparon de los míos. Con una sonrisa fingida lo despedí y lo ví irse encima de su dragón.

  Aún en la oscuridad, lanzaba mi hacha una y otra vez contra un árbol mientras que mi compañera me veía aterrada. Llegó un momento de dónde mis fuerzas se desvanecieron de mi cielo y ya no podía levantar mi arma. Todos veían a una Astrid ruda, independiente, fuerte y algo cruel; pero muy por dentro me daba cuenta de que aunque me decía a mi misma que me bastaba con la amistad, muy en el fondo sabía que trataba de engañarme a mí misma. Si bien ya nos dimos nuestro primer beso, aún no estaba segura en ese momento si el realmente me amaba, pero ahora sé la respuesta.

  Me senté en el suelo y abrace mis rodillas mientras que agachaba mi cabeza. Poco a poco sentí un calor ajeno y al levantar la vista, noté que era mi dragón quien intentaba alegrarme, y su simple compañia ya lo hizo.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora