Capítulo 21

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/Narra Hipo/
  Luego de todo lo ocurrido, invité a mis invitados a sentarse en la mesa y así comer el banquete que había preparado desde temprano. Todo iba bien hasta que mi descuido por poco lo arruina todo.

 Solo me fui un minuto y la comida que no debía ir a la mesa, fue colocada sin previo aviso.

Estoico: Que ricas se ven estás albóndigas.

Patán: Genial, con el hambre que tengo podría comer cien de están, incluso si saben a Yak.

Hipo: Perdón ¿Que dijeron?

  Volteé y ví que mi comida seguía en la cocina y lo que fue llevado al lugar para compartir fue la peor arma asesina conocida por estos lares.

Hipo: *Alterado* ¡¡¡NO!!! ¡¡¡No sé coman eso!!!

Patán: Hipo, cállate.

  Mi padre y Patán comieron una albóndiga cada uno y casi al instante, ambos comenzaron a sentirse mal.

Hipo: Por favor escupan eso.

Heather: Hipo... no me digas que son...

Hipo: Son esas albóndigas.

Patán: ¿Que me sucede?

Hipo: Se los advertí. Esas cosas horribles, ni siquiera los dragones lo quieren.

Brutacio: ¿Que tan mortales son?

Hipo: Una de ellas pueden matar un ejército completo de Vikingos.

Valka: Oye, no seas grosero con mi comida.

Hipo: No te ofendas, pero no tú misma tolerado tu propia comida.

  Atendí a mi padre y a Patán y luego de un tiempo de reposo, puse mi comida y cuando todos la probaron, se abalanzaron para luego no quedar ni una sola miga o rastro de lo que antes había hecho.

Heather: ¿Verdad que Hipo es el mejor cocinero? Su comida es increíble.

Todos: Si.

  Parecía ser un momento de alegría y gozo, pero noté en mi padre un mirada de melancolía.

Hipo: ¿Que sucede papá?

Estoico: Nada, es solo que... a tu madre le hubiera gustado esto.

Hipo: *Feliz* De hecho, se ve que lo está disfrutando mucho.

  Mi padre me abrazó de repente.

Estoico: Está bien Hipo, yo también la extraño.

Hipo: ¿Qué? No, me refiero que literalmente lo está disfrutando ahora mismo - Todos me comenzaron a mirar luego de decir eso - De hecho, fue mamá quién hizo esas albóndigas que causaron muchas molestias - Al mismo tiempo que decía esto, mi madre, aún oculta en su casco, me daba señales de que me callara pero no las capte a tiempo.

  Mi padre vió a mamá y con lágrimas en sus ojos le quitó su casco delicadamente, como si de una flor se tratase. Una vez que se lo quitó por completo, tenía en su rostro una mirada de tristeza, sorpresa y felicidad. Mi madre lo vio fijamente sin decirle una sola palabra y aguantaba la respiración esperando recibir algún golpe o insulto de su parte. El gran Estoico el Vasto, el más temido vikingo del archipiélago, abrazó a Valka la rebelde y se arrodilló junto a ella mientras que lágrimas cristalinas caían por sus ojos. Los dos lloraban al verse mutuamente.

Estoico: No sabes cuánto me hiciste falta.

Valka: *Llorando* Perdón.

  Una vez que todo estuvo arreglado, pudimos comer tranquilamente y hablar de todas las aventuras que cada uno de nosotros vivió en estos años.

  Luego de comer, Astrid, Heather y Patapez me ayudaron a levantar la mesa y poner todo en orden. Estábamos a punto de terminar hasta que notamos como mi padre y mi madre hablaban con tristeza y alegría. Podía notar en ambos: arrepentimiento, soledad y nerviosismo. Era de esperarse luego de un tiempo sin verse y luego de muchas cosas.

Valka: Supe como trataste a nuestro hijo.

Estoico: Si, me arrepiento de eso.

Valka: No lo lamentes. Tenías una aldea entera que dirigir, un dolor propio que aguantar y un hijo que criar. Hiciste lo mejor que pudiste y él lo sabe.

Estoico: Pero me hubiera gustado haber hecho más por él. Me comporte terrible.

Valka: Hey, yo me fui de casa con un dragón y jamás regresé. No te atormentes por el pasado.

  Al verlos juntos recordé la canción que cantaban juntos y luego se me ocurrió una idea para unirlos nuevamente.

Cómo Entrenar A Tu Dragón (Una historia Diferente)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin