Capítulo 49 ♡

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«―Gracias, muchas gracias por buscarme, Joshua»

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Josh Kozlow

La desesperación era lo que me acompaña, seguía a mi lado y continuaba acelerándome más. Por mucho que intentara alejarla, ella seguía allí, latente y desesperándome. Y no es que pudiera hacer nada, porque la desesperación es una reacción natural que llega al cuerpo en momentos tensos como estos.

Pero la desesperación se volvió ansiedad cuando llegué a la casa que estaba en la dirección.

Miré a Ezequiel con los ojos abiertos, mostrándole todo mi miedo. Él tenía su mano en mi brazo impidiendo que saliera del carro. La fuerza que usaba comenzaba a lastimarme, pero eso era lo que menos me importaba ahora.

Tenía unas inmensas ganas de salir del auto, lo único que quería era entrar a esa casa y buscar a Micaela (solo si estaba allí). Porque por mucho que Becca me diera esta información, y la persona desconocida también, las probabilidades de que esté allí son término medio.

Sin embargo, di otra sacudida, debilitando solo un poco el agarre de Eze.

―Tienes que esperarte, Josh ―murmuró, mirando con atención la casa a metros de nosotros―. Tenemos que ver si hay algún movimiento, no podemos arriesgarnos a simplemente entrar y ya. Menos sin tener con seguridad cuantas personas hay adentro.

Demonios, tenía toda la razón, y eso me cabreaba. Era arriesgado que saliera del carro y corriera hasta allá sin saber si están armados. Lo último que deseaba era salir lastimado y no recuperar a Micaela. Ella era lo más importante ahora, y dependía de nosotros para que la rescatemos sana y salva.

―Tú me pides que me calme ―comenté, exasperado―, pero eso es lo que menos quiero hacer. Estoy desesperado, Ezequiel, no saber nada de Micaela me está matando. Tengo que ver si ella está bien o no.

Ezequiel asiente.

―No eres el único que está de la misma manera ―me recordó, sin dejar de mirar la casa a una gran distancia―. Todos, escúchame bien Josh: todos estamos desesperados por saber cómo está Mica. Pero es arriesgado movernos…

Él continuaba hablando, mas yo no le prestaba atención. No podía, no con todas las cosas que había en mi mente. Aunque no quería aceptarlo, Ezequiel tenía razón. Además, él es el único que sabe qué hacer en estas situaciones. Sabe con certeza a lo que podemos enfrentarnos, cuáles pueden ser los próximos movimientos de los que están adentro. Por algo es uno de los miembros de la seguridad de la empresa.

Me removí impaciente en mi silla, tratando de ver directamente a la casa en este barrio solitario. Era completamente absurdo que intentara ver más allá que lo que pueden ver mis globos oculares. Estoy cien por ciento seguro que Ezequiel al igual que yo, ve la casa de forma borrosa y considerablemente lejana.

―No podemos quedarnos aquí ―solté, rompiendo el silencio que se había formado―. Estamos perdiendo tiempo, Eze. Quien sabe lo que le están haciendo a Micaela.

―¿Dean no es el que está involucrado? ―preguntó, mirándome de reojo.

Es extraño ver como Ezequiel se dirige a mí de manera informal. Me sentía raro siendo sincero. Quizás me había acostumbrado a que siempre mostrara respeto y no me tuteaba, o porque en ningún momento de nuestra vida, tuve la dicha de convivir con él fuera de la empresa.

Mayormente lo veía era allí, y eran pocas las ocasiones donde conversábamos.

Sacudí mi cabeza antes de responder.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Where stories live. Discover now