Capítulo 30 ♡

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«―¿Prefieres que ella se entere de todo por otras bocas?...»

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Josh Kozlow

Días después

―Me encantaría volver a verla, asi sea de lejitos ―me comentó Sue, mirando con determinación sus cartas―. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez? Creo que hace cinco años, cuando tenía 11-12 años.

Ella todavía no entendía que cada vez que hablan sobre Micaela, todo el peso de la culpa cae como un balde de agua fría. Se me cierra la garganta y me deja con un sabor amargo en mi paladar. Me dan ganas de contarle todo a ella y terminar con todo esto de una vez por todas. Enserio, aunque sé que es lo mejor para ella, siento que estoy llegando al límite y no creo continuar más. Menos si la veo tener esos ojos brillosos cuando quiere descifrar algo.

Emití un carraspeo para aclarar el tono de mi voz y no ser tan obvio, pero Eliza vio la decadencia de mi rostro y apretó sus labios en una fina línea fría disimuladamente. Luego de eso, la vi perderse en la cocina de mi apartamento.

―La puedes ver, pero no se ha dado la ocasión ―contesto, mirando con ojos entornados a las personas que están frente a mí ―. Solo hay una cosa que tienes que hacer y es fundamental.

Sue frunció el ceño y dejó las cartas en su regazo, del otro lado para que no podamos verlas. Se echó hacia adelante un poco e inclinó su cuerpo cerca del mío para mirarme con sus ojos suspicaces que no se pierden nada. Me doy vergüenza al notarme nervioso y con el corazón dando tumbos en mi pecho, si Bruce y Eliza dejaran de hacer ruido con sus palabras, ella, perfectamente, podría escuchar el sonido desesperados de mis latidos.

―¿Cuál es la condición? ―Inquirió, con voz suave y un susurro comprometedor.

Hice, de nuevo, otro aclaramiento de garganta mientras intentaba mantenerle la mirada a mi hermana. Su cabello marrón caía como cascada en sus hombros.  Reconocí el gesto impaciente que hacia su boca, aunque todavía me encontraba sin decir ninguna palabra.

No quiero decirlo, pero a la vez sí, porque si Micaela ve a Sue y le vienen recuerdos, estoy segurísimo que voy a estar yo metido en esas imágenes. Y todavía no quiero que me vea, que me recuerde. Quiero enamorarla y después, si tengo toda la fuerza, contarle todos mis motivos de mis actos cero honestos hacia ella.

―Es sencillo hermana ―pude conseguir mi voz y responderle―: tienes que comportarte como si nunca la hubieras visto. Tienes que ser indiferente para que no genere sospechas y pueda recordar algo. Todavía Micaela tiene la mente inestable y si recuerda todo de un tiro, puede morir. Y tú no quieres eso, ¿verdad?

Ella abrió sus ojos a un nivel máximo y puso su mano, exageradamente, en su pecho mientras se volvía a poner en su puesto.

―¡Por supuesto que no! ―chilló, llamando la atención de Eliza y Bruce en la cocina―. Solo quiero volver a verla. Juro comportarme como  es debido.

Bruce, soltó un pequeña risa caminando hasta mi hermana. Cuando estuvo a su lado, pasó su brazo por los hombros de Sue y la apegó más a él.  Volví a mirar las cartas entre mis dedos negando divertido. Estos dos son un poco confusos y sinceramente todavía no sé si se quieren o se aman por sus comportamientos, irónicamente, volubles. Son, hasta más distorsionados que Micaela y yo.

Tiré mis cartas en el piso al mismo tiempo que ella y saboreé la dulce victoria. Sue bufó molesta y se levantó, yendo a la cocina donde Eliza le dio una sonrisa compresiva.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Where stories live. Discover now