Capítulo 39 ♡

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«―Debes entender que nadie creerá jamás un "no es lo que parece"»

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Josh Kozlow

Lo primero que hago es jadear y empezar a empujar el cuerpo de Becca lejos del mío. Algo que tenía que haber hecho desde el principio, desde que la vi parada y a punto de irse. Porque Micaela todavía está allí, quieta, medio moviéndose insegura sin saber si irse o no. Yo, sinceramente, espero que no se vaya, que al menos pueda esperarme para que le explique todo lo que está pasando en este momento.

Aunque no hay necesidad de hacerlo. Estoy con mi consciencia limpia y sé que yo no hice nada, ni siquiera pensé en acercarme a ella para hacer algún movimiento en falso. Pero he visto películas, leído historias, y presenciado una escena como la que estoy viviendo. He sido testigo de cómo la mujer siempre se va indignada mientras vocifera blasfemia en contra del hombre, que fue encontrando en un momento inoportuno.

―Mica…―susurré, en mi último aliento, desganchando el cuerpo de Becca.

Desvía la mirada y noto como mi corazón da tumbos y revuelos en mi pecho. En mi vida nunca había estado tan asustado como ahora. Tengo miedo de lo que pueda pasar en unos minutos. Tengo miedo de lo que pueda estar pensando Micaela, y espero que se acuerde de lo que nosotros dos hemos visto.

Ojalá y se acuerde del carácter de Becca y comprenda porqué estoy tan así con ella. Espero que sepa que el temperamento de esta loca mujer y sus arrebatos ocurren cuando yo estoy cerca. Pero con la mirada que me echó al momento que la llamé, sentí mi esperanza irse de un chorro por cada orificio de mi cuerpo. Aun así, me levanté, mareado y con las terribles ganas de vomitar que se acentuaron hace unos segundos.

―¡Oh, Micaela! ―exclamó Becca, usando un tono tan falso que se compraba idénticamente a ese siliconado cuerpo―. Lamento profundamente que hayas tenido que presenciar esto. De verdad que no sabíamos que estabas aquí, o ibas a venir. Mayormente este parque vive solo y…

Tomé su codo con mi mano y la zarandeé con fuerza, callándola. Ya la pena y remordimiento que tenía, fue sustituido por las terribles y necesitadas ganas de meterle un puñetazo a Becca. Mandarla lejos de nosotros. Alejarla de Micela y de mí. Tenía ganas de coserle la boca para que no la siga cagando, más de lo que está haciendo.

―¡No lo creas! ―grité, señalando a Mica con impaciencia―. ¡No le creas a ella, Micaela!

El amor de mi vida muerde su labio, temblando. La veo con los ojos desorbitados, esperando que haga algo. Esperando que se acerque y me tome las manos, me tranquilice y crea en mí. Lo espero con ansias, con anhelo. Nada me haría más feliz en estos momentos que haga eso. Juro que si lo hace mi corazón se va a calmar de inmediato.

¿Y si no lo hace? ¿Y si se va y no quiere saber nada de ti por varios días, meses e incluso años?

Bueno, creo que estoy exagerando, pero estoy desesperado. A ningún hombre la va a gustar que su actual pareja lo veo con otra mujer, tan cerca que se podía decir que estaban intimidando, menos que estaban en un lugar desolado que puede traer mucha imaginación. Vaya, hasta yo lo veo muy comprometedor.

―Ya no sé ni a quién creerle ―musitó Micaela con la voz entrecortada, bajando la mirada hasta sus espectaculares botines con tacón―. Últimamente no creo confiar en nadie.

Otro jadeo se escapa de mis labios. Un jadeo tembloso y preocupado. Mi agarre en el brazo de Becca se afloja y me veo caminando unos pasos hacia donde está ella. Sin embargo, partiéndome el corazón y mi ilusión, ella retrocede todos los pasos que yo di. Siento ese movimiento como el último impacto severo, acertado y potente. En cualquier instante voy a estar tirado en el piso mientras lloro a moco suelto.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें