Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]

Capítulo 20 ♡

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«―¿Malo? No, no hay nada malo, ¿Qué hay de malo en vivir?»

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Micaela Gardner

Ezequiel se fue a eso de las ocho. Según mi mamá, después de un rato al quedarme dormida. No le comentó nada sobre la laptop y lo que pretendía buscar, aunque ella intentó sacarle información de manera sueva para que él no lo notara.

Me encontraba con un humor de perros y sin ganas de hacer nada. No encontrar lo que quería en internet, donde "se consigue todo" me deprimió sin saberlo. O si lo sabía y engañaba a mi corazón que solo me sentía mal por estar dormida una semana. Por una razon que quiero averiguar para estar tranquila.

Siempre quiero averiguar todo.

Y lo voy a hacer, claro está. Solo me falta pensar con la cabeza fría y sin importarme los sentimientos de los otros. Cuando yo quiero algo se me olvida mi salud y todo lo que ellos han hecho para evitar llevarme de nuevo al hospital.

Y no me importa descubrir todo muriendo en el intento. Esta obsesión que tiene más poder en mi cuerpo mueve por si sola mi conciencia. Quisiera dejar esto en el olvido, hacer un lado mi pasado. Y como dijo Eze, vivir mi presente si interrupciones, disfrutar de esta nueva vida e intentar dejar todo como está.

Sé que el golpe de la verdad me va a doler mucho. Se muchas cosas. Sé que todos me ocultan verdades, hasta Erika de alguna forma lo hace. Y me duele. Me duele saber que no me entienden, es horrible estar en un abismo de mentiras, sin que nadie me ayude o me deje pistas para saber la verdad. Estar perdida en una negrura sin nada me está volviendo loca. Por mucho que haga hacer mi cerebro enviarme imágenes de mi vida pasada no logro nada.

Solo por las noches me ocurre eso.

Pero ya hasta pienso que eso una alteración de mis neuronas por el accidente. Algo que mi mecanismo hace para apaciguar me terquedad de entender todo. Yo ni confió en mi cuerpo, hasta me engaña.

Todos me engañan.

Nadie está conmigo.

Estoy sola.

Unas cuantas lágrimas rodaron por mis mejillas. Salieron inconscientemente mientras miro el techo de mi cuarto. Escucho las risas de Bruce pero no tengo la suficiente fuerza para ir allá y convivir con ellos. Prefiero mil veces quedarme aquí y hundirme en mi miseria.

Hay veces en las que me siento fuera de lugar estando con mi familia. Es algo que no puedo evitar, esa sensación de sobrar en un mundo donde no pertenezco, donde no quepo, donde no soy bienvenida pero igual me acogen como si fuera de los suyos. Yo lo siento asi: una actuación. Y entiendo que son de los míos, ya me han puesto muchas pruebas, y además tenemos una gran confianza forjada en cinco años después del accidente.

Ese accidente que cambió todo.

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Estoy saliendo del baño cuando mi teléfono se prende y empieza a vibrar en la mesa de noche. ¿Quién me habrá mandado un mensaje? Erika no pudiera ser, ella misma hubiera venido sin avisar y me obligaría en ir a donde ella quiera. Dean me iba a contar todo lo sucedido en su entrevista pero no ha venido. Y Ezequiel es la única opción para ser el emisor de dicho mensaje.

Frunciendo el ceño me acerco al teléfono. De manera súbita mi boca se secó y los nervios se me pusieron a mil. El que envió el mensaje no era quien esperaba, sino una perfecto nombre que además tiene perfecto cuerpo.