Capítulo 44 ♡

117 23 0
                                    

♡♡♡

«―Así como leí en un folleto: el destino nos hizo amigas, pero el corazón hermanas.»

♡♡♡

"EL TERRIBLE ACCIDENTE QUE DEJÓ A UN ADOLESCENTE EN ESTADO DE COMA, CON POCAS POSIBILIDADES DE SOBREVIVIR"

"LA FAMILIA PARNNELL EN ESTE MOMENTO ESTÁ SIENDO BLANCO DE UNA INVESTISGACION"

Esas eran los primeros titulares que se podían ver en el periódico, el periódico donde relatan todo lo que ocurrió en el accidente donde me vi afectada. Miro la tinta negra y la fuente relativamente antigua que tenía el periódico de Seattle Time, y debajo de ésta, una foto donde sale mi yo del pasado. Una chica realmente hermosa y con ese tinte de empoderada divina que tiene una "chica famosa" en la preparatoria.

Pero no solo era eso.

Al lado de mi foto había otra foto. Donde salía un chico de unos dieciochos años con genes anhelantes para cualquier chico de esas edad. Su cabello y sus ojos se me hacían conocidos, el rostro y su expresión también, ya que solo se podía la mitad de su cuerpo y sospecho que sacaron esa foto de la cuenta de su Facebook u otra red social.

Un nudo se instala en mi garganta en cuanto lo reconozco.

―¿No vas a decir nada? ―indagó una Erika nerviosa a mi lado, midiendo mi respuesta lo que estoy viendo.

Me permito ignorarla, contemplando la imagen del auto destrozado por completo que se posaba frente un árbol grandísimo, mientras mi mente engloba una pregunta: ¿Cómo pude salir viva de ese accidente? Cualquiera que viera esta foto pensaría lo mismo que yo. El carro ―un montón de metales esparcido por todos lados― era la clara señal que quienquiera que estuviera adentro de él, no iba a salir vivo. Y si salía vivo, no iba a ser el mismo de siempre.

Y no lo digo por mí, aunque en parte es así.

Algo tenía que pasarle las personas que estaban adentro del auto, por ley. No era por desearles el mal a unos adolescentes que sufrieron ese estrepitoso momento en su vida, sino porque eso es lo primero que se le viene a la mente a una persona civilizada. O la pierna se le tenía que amputar, o iba a quedar invalido de por vida. Porque eso es lo que pienso yo en este instante. Y le agradezco a ese ser omnisciente y omnipotente que me salvó y solo pude vivir una amnesia que hasta ahora se ha mantenido, y no me ocurrió otra cosa.

O eso creo.

―No tengo nada que decir ―respondí, junto a un encogimiento de hombros.

La indiferencia que mostraba era para un solo fin: ocultar las ganas que tengo de llorar y reclamarle todo a ella por mentirme, por saber ocultarme toda la verdad que estaba en mis narices y que muy fácilmente podía tantearla y lamerla y hacer lo que me plazca. Sinceramente, solo quiero echarle la culpa a alguien, solo quiero hacer eso y comportarme como toda una mujer indignada y destrozada por dentro.

Erika, con los ojos abiertos a punto de salirse de sus orbitas, se removió incomoda en su asiento. Ella tenía una clara y brillante expectación plasmada en su rostro.  Se veía desde lejos que aguardaba por una respuesta de mi parte, una respuesta que la tranquilizara o apaciguara el temblor que se sentaba en sus manos.

―Tienes todo el derecho de gritarme, pegarme, reclamarme…―enumeró, con una nota desesperada en su voz―. Tienes el derecho de hacer lo que quieras, pero no quedarte callada sin hacer nada. Yo pensaba que cuando llegara este momento, ibas a estar llorando mientras dictabas un testamento culto igual que Shakespeare, extenso como Hermione Granger, y muy significativo como todos los escritores famosos que existen en este mundo. 

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Where stories live. Discover now