Capítulo 37 ♡

121 33 2
                                    

♡♡♡

«―Hay cosas que es mejor dejarlas es secreto.»

♡♡♡

Josh Kozlow

Aprieto con fuerza el teléfono en mis manos, evitando hacer mucha presión para no romperlo. La ansiedad viaja por mis venas, poniéndome un poco imperativo, sin control, no he podido dejar de pensar en mi madre y Gustavo. Sé que no hice bien en irme y dejarla con todo el peso de la verdad, pero no podía quedarme otro minuto más ahí sin golpear a Gustavo, ¿Quién podría? Es un ser realmente desagradable.

El ascensor sigue subiendo, siento la leve jaqueca incitándome a vomitar y sacar todo lo que he retenido desde que salí de la empresa. La tensión siempre me pone de esa manera: indispuesto. Nunca puedo durar mucho tiempo antes de empezar a marearme y tener arcadas secas. En algunos casos hasta se me traba la lengua, como todo un muchacho gogo.

Sin embargo, dejando atrás todo el malestar que pronto se va a quitar cuando entre  a mi casa, estoy feliz. Ya por fin mi madre sabe la verdad, ya no va a poner a un altar a mi padre y no lo va a idolatrar más. Me alegra saber que de una buena vez se le quitó la ceguera. Ya no va a seguir comportándose como la esposa sumisa que ella misma se dejó hacer. Es reconfortante ver como Gustavo poco a poco se va a la ruina.

Ese señor dejó de ser mi padre hace muucho tiempo.

Las puertas del ascensor se abren y salgo rápidamente. Muero por quitarme esta ropa, alejar las palabras de las personas respecto a Mica y Sue. Mi vida ―aunque no quiera admitirlo―, también va en picada. Supongo que siempre en este mundo seguimos a la perfección la ley de la gravedad: todo lo que sube, tiene que bajar. Porque solo hace unas semanas estaba completamente feliz, ahora me estoy agotando sin saber el por qué.

Abro la puerta con cuidado, la noche cayendo me recibe y el olor a lasaña. Frunzo las cejas a medida que entro y descubro a Micaela en la cocina. Está apoyada en la barra, su codo en la superficie la mano sosteniendo su cara. Con la otra mano libre, mueve con el dedo pulgar la pantalla de su teléfono. Mi vista fue directamente hacia su camisa, una camisa holgada y que se le desliza por los hombros.

Tenso la mandíbula y resisto el impulso de correr hacia ella.

―Hola ―saludo.

Levanta la mirada sobresaltada y suelta un suspiro al verme allí. Puedo imaginarme mi vida de ésta forma, con ella recibiéndome o los dos juntos llegando de nuestros respectivos trabajos. Solo pensarlo me emociona, pero luego la verdad me cae como un balde de agua helada y aleja toda mi esperanza de poder formar una familia con ella.

Va a odiarme cuando descubra lo que he hecho todo este tiempo, lo único que me queda es esperar su perdón. Si es que llega. Si es que me la da.

―Llegas muy tarde ―dice, saliendo de la cocina y dándome un dulce beso en los labios―. Pensé que te ibas a quedar en la empresa, o donde tus padres. La verdad me estaba aburriendo.

La mención de "tus padres" revolvió mi estómago. Todavía no quito de mi cabeza la imagen de mamá volteándole la cara a Gustavo con tanto odio y rencor. Sacudo la cabeza y hago un intento de sonrisa a Micaela, ella se merece ser tratada de la mejor forma. No puedo oscurecerle más el dia cuando ha intentado ser fuerte con todos los programas de farándulas que vimos el dia de hoy.

Ella es fuerte.

―El problema duró más de lo esperado ―informé, disfrutando de sus caricias―. Ya estoy aquí, y muy cansado.

Mica delinea con sus dedos la línea de mi mandíbula, en un roce cariñoso y dulce. Por acto de impulso levanto un poco mi barbilla, dejándole más espacio y más visión a lo que pretenda hacer. La calidez inunda mi pecho, me abriga por completo y de repente tengo mucho sueño. Pero luego me llega el olor a la lasaña y mi estómago vibra y se sacude, de hambre, y sé que eso es lo que me falta para dormirme profundamente.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Where stories live. Discover now