Capítulo 48 ♡

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«―Si quieres alejar a tus demonios es mejor que me digas todo.»

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Decidí parecer que no estaba afectada, aunque sí tenía un poco de miedo.

Becca no hizo más nada que mirar sin expresión alguna el cuerpo de Trace tirado en el piso, más bien parecía aburrida, como si no le importara que si ella no hubiese llegado Dean le estuviese dando un tiro a aquella mujer. Me estremezco de cuerpo entero solo con imaginarme si eso hubiera pasado.

―Había pensado que ya la mataste ―mencionó Becca, tirando el bolso que colgaba de su codo al sillón cercano―. No quiero estorbos que arruinen mis planes.

Trace, retorciéndose de dolor en el piso, les dijo en un grito:

―¡Son unos malditos!

Becca y Dean no parecían afectados por ese insulto. Dean se negaba a mirarme cuando yo quería que él lo hiciera. No sabía si podía verme, pero lo intentaría de todos modos. Realmente no quería que matara a Trace, no por culpa de él. Ya tiene a Becca y ella misma puede mancharse las manos de sangre, pero que Dean no lo haga.

Estaba suplicando a todas las deidades religiosas que no se escuchara un disparo.

Además de tener ese miedo que se calaba hasta mis huesos, rogaba que esto no fuera más lejos. Luchaba con todas mis fuerzas para no decirle nada a la mujer que está parada a unos cuantos pasos de mí. Me daba miedo que por ser lengua larga la situación se empeore, ya tenía demasiado con el golpe que me dio Dean y lo que le acaba de hacer  a Trace. Era mucha violencia para mí.

―No es necesario que la maten ―hablé, antes que pudiera retener las palabras. Sentí las miradas de los tres, incomodándome por completo―. Déjenla ir… por favor.

Era una idiota.

Otra persona dejaría que la golpearan, la mataran e hicieran lo que quisieran con ella, pero yo no podía. Me recordaba todas las veces donde fui maltratada por Theo, y lamentablemente por haber recordado todo, siento esos recuerdos en carne propia. Pensé que recordando estaría por fin feliz con todo el mundo, pero no podía.

No creí que tuve una adolescencia tan difícil  y llena de drama.

―¿Y quién dice que te vamos a escuchar? ―soltó Becca, luego, dirigiéndose hacia Dean, añadió―: Mátala.

Me estremezco.

―No, Dean, no lo hagas. Ustedes jugaron con ella, no tiene la culpa de nada. Déjala ir. ―Supliqué, revolcándome en la silla.

Mis muñecas empezaron a palpitar de nuevo.

―Aquí tú no tienes palabra ―dejó en claro Becca―. Si yo quiero matarla, la mato. Así de simple. No vengas a exigir nada.

Sentí una mezcla de furia, rencor y miedo expandirse por mi pecho. De hecho, se expandió de una manera peligrosa. Mi respiración era un desastre y gruñía, mostrando la desesperación que sentía en estos momentos. Rebecca de verdad me está sacando de mis cabales y eso que no ha dicho absolutamente nada. Creo que por saber todo lo que hizo antes, entendí el odio que le siente casi todo el mundo.

―¡Yo no estoy exigiendo! ―defendí en un grito―. ¿No te cansas de joderles la vida a los demás? Tú no tienes derecho en terminar con ella de la forma en la que te dé la gana. No eres la dueña de nadie, entiéndelo.

―¿Tu que te crees? ―murmuró entre dientes.

Escuché su respiración volverse agitada. El vestido que cargaba puesto se levantaba y mostraba más piel de lo debido, en realidad eso no me importó. Las ganas que le tenía a esta mujer eran inhumanas. Deseaba con fuerza no estar amarrada para demostrarle que no es la gran vaina como cree que es.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Where stories live. Discover now