Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]

Capítulo 12 ♡

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«―Tu no entiendes lo peligroso que tiende ser un hombre cuando está enamorado, ¿verdad?»

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Le sonreía a todos de manera honesta mientras saludaba, todos la miraban como si fuese la propia Afrodita en persona.

Era el centro de atención de este evento.

Era la más mirada.

Era la hija del promovedor.

Era Sarah Burtterly, una mujer hermosísima que cautivaba a medio mundo con su sonrisa, aquella mujer que con solo hablar el lugar se quedaba en silencio para escucharla, esa mujer que todos querían: linda, segura, llamativa, poderosa, seductora , envidia de muchas y pilares de otras. Había sinfines.

Cabe destacar que su mera presencia da mucho de qué hablar,  la aristocracia inundaba cada poro de su cuerpo y la decencia también. Era muy difícil estar a la altura de ella, incluso para mí. No entendía  por qué me sentí opaca cuando la miré, como si fuera la cosa más horrible del mundo, una verruga  en la nariz de una bruja, un moco pegado en un feo, un moscorrofio, un bicho raro, me imaginé a mí como el tiburón de tres cabezas, y no me gustó, para nada. Me hizo peor, me dieron ganas de llorar al instante.

Y ahora estaba ese chico parado como un pupú y mirándome esperando una respuesta de mí parte.

Lo reconocía, no sabía de dónde pero yo lo había visto.  Ese cabello, esa sonrisa, se cuerpo… mi cerebro volvió a iluminarse como un faro. Chasqueé los dedos y lo señalé de manera acusatoria.

―¡Tu!―exclamé también.

¿Se acuerdan de aquel sujeto que me sostuvo antes de caerme y solo hablamos por dos segundos el dia de la fiesta? Bueno, ese mismo estaba aquí.  Su misma sonrisa no la podía olvidar, aunque estaba  un poco aturdida por la caída, seguía allí en mi mente.

Me regaló un guiño acompañado por una sonrisa ladeada.

―Me recuerdas.

Como no recordarte, mijo. Si ese dia me encontré con un Josh en deportivo y luciendo hermosísimo, de una u otra forma vas a aparecer en mi mente si recuerdo ese dia, como el chico que evito darme una buena matada.

―Obvio, nunca me dijiste tu nombre―digo―, fue muy maleducado de mi parte.

Curveó la boca hacia abajo y se encogió de hombros, era una expresión típica de indiferencia, pero eso no era lo que el transmitía.

―Tal vez―bromea.

Ruedo los ojos con algo de fastidio y cambio mi peso a otra pierna. Ahora la maldita me da calambre y estos tacones no ayudan nada con la circulación de la sangre por toda mi extensión. La incomodidad  se hizo presente cuando no hable enseguida.

Momentos como este es cuando Josh debería estar a mi lado, la conversación con su madre no era tan buena por los casi gritos de mi jefe.

Igual no sabía que decir, el dia de la fiesta solo cruzamos unas cuantas palabras y nada más, no lo concia lo suficiente y no me agradaba esa confianza que ya estaba formando él es su mente. Solo le doy ese tipo de privilegios cuando esa persona es interesante.

Y él lo es pero ajá.

Fue el quien decidió romper el silencio:

―¿Me puedes decir tu nombre por lo menos?―aventuró.

Claro que podía, pero no podía y no queri…

―Soy Micaela, mejor llámame Mica―dije involuntariamente.