Capítulo 47 ♡

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«―Eres mía, Micaela Gardner»

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Josh Kozlow

Es Becca.

Antedí la llamada de inmediato:

―¿Dónde está? ―exigí saber en un gruñido.

Escucho su risa al otro lado de la línea, una risa que empezó a colmarme la paciencia. Rebecca es una mujer que puede sacar a unos de sus casillas fácilmente, y no me sorprendería que ahora esté disfrutando escucharme tan desesperado. Su intención de hacerme daño está funcionando, y lamentablemente funcionando muy bien.

Porque atacó donde más me duele.

―¿Ni siquiera un "hola"? ―preguntó con sarcasmo―. Por mucho que me odies, no quiere decir que dejes de ser un caballero. Eso es lo que siempre dices, ¿no? Bueno, entonces a justicia a tus palabras, querido.

―¿Dónde está Micaela, Rebecca? ―gruñí ferozmente, apretando mi teléfono contra mi oreja.

―¿Acaso soy yo su guardaespaldas para estar pendiente de ella?

―No vengas a decirme que no la tienes tu ―bufé.

Inhalé una buena cantidad de aire y la retuve en mi pecho,  tranquilizándome.

Yo sé muy bien que Becca está involucrada en el secuestro de Micaela, aunque ella diga lo contrario. Su odio hacia Mica no tiene comparación a ninguna otra cosa. Se obsesionó tanto con desaparecerla de mi vida que ya se lo está tomando muy a pecho, y eso es muy malo a mi punto de vista.

―Fíjate que no la tengo ―corroboró, junto a una risita provocativa―. Me llegaron dos mensajes hace poco, y creo saber quién es.

Fruncí el ceño.

―¿De qué estás hablando?

Si Becca en verdad no la tiene, entonces… entonces la persona que estaba siempre con Becca las últimas semanas tuvo que haberla secuestrado. Me estremezco de pies a cabeza con solo pensar en ese hombre, que si no me equivoco es quien creo que es. Pero me parece absurdo que si los dos estaban haciendo un plan, Becca no esté al tanto de eso. Simplemente no me cabe en la cabeza.

Ella tiene que saber, y no puedo dejarme manipular porque es buena diciendo mentiras.

―Me imagino que sabes el nombre de la persona que se unió conmigo ―dijo, casi afirmándolo. Iba a asentir cuando me acordé que hablábamos por teléfono―. Teníamos un plan preparado para mañana, pero el muy idiota se me adelantó y ahora creo saber dónde está. No es muy seguro.

―¿Estas ayudándome?

Sentí mi corazón acelerarse, imaginándome aquello. No creo que Becca esté ayudándome, menos si la víctima es Micaela, pero el ser humano es bueno haciéndose ilusiones. Además, Becca es una mujer que solo piensa en sí misma y en nadie más, no le importa lo que ocurra con las otras personas. Es simple la secuencia: «Primero yo, segundo yo, tercero yo».

―No, por supuesto que no ―renegó lo que había dicho―. Nada me haría más feliz que ese estorbo se fuera de nuestras vidas, pero si se va a ir, que sea por mis propias manos. No por él.

―Por Dean.

Puedo jurar que está sonriendo abiertamente.

―Sí, por ese imbécil enamoradizo ―musitó con cierto hastío en el tono de su voz―. Si quieres, puedo decirte donde puede estar. Es el único lugar que se me ocurre.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora