Capítulo 14 ♡

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«―Puedes mirar todo lo que quieras»

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Micaela  Gardner

¿Qué estoy haciendo?

Es la pregunta que retumba en mi mente, sin respuesta de mi parte. No sé qué coño hago, ni porque razon le doy la razon a todo esto. Lo único que me atormenta fue haber besado a Josh de esa manera.

Solo nos dejamos llevar por la pasión, pienso tranquilizándome.

Mi corazón late errático mientras camino hacia mi habitación para darme un baño. Acabo de salir del despacho y quiero dormir con la mentalidad de olvidar lo que pasó hace unas horas, ahora pienso y recapacito, ¿Cómo nos ocurrió eso? Yo, en general, estaba muy sentimental hace unas horas por una razon que, aunque me esmeré en saber, no le encuentro la racionalidad. Y luego viene Josh, con esa sonrisa y esos labios que me atraparon de una manera tierna.

Espero que eso no interfiera en nuestro trabajo, y relación profesional: Jefe-Secretaria que tenemos.

Eliza sale de unas de las habitaciones distraída, con unos audífonos puestos y tarareando en voz baja mientras mueve su cintura al compás de la música. Tomo unas buenas respiraciones y aliso mi cabello para tocarle el hombro con disimulo.

Se quita los audífonos y frunce el ceño mientras me mira. Su mirada se suaviza cuando ve quien es.

―¿Se te ofrece algo?―pregunta cordialmente.

Quiero todo, me tentó a decirlo. Pero solo puse mi cara afable mientras hablaba:

―No, no, bueno si―dije como la propia estúpida― quería preguntarte, este, em. ¿Dónde está la habitación de Josh?

Su boca formó una sonrisa socarrona y, atisbé, muy pero muy leve, como movía sus cejas de arriba abajo con picardía. Mis cachetes ardieron por la vergüenza.

―¿Se puede saber…?

―No, no se puede saber―le corté enseguida.

Suspiró con pesar y señaló el pasillo que da a la habitación donde me estoy quedando.

―Por ese pasillo, luego cruzas a la derecha y vas a ver una puerta marrón. Allí es su habitación―se quedó callada un momento en el que pensé en caminar e ir a su cuarto, pero su voz me interrumpió―: Mayormente vive cerrada, hoy está abierta.

Eso sonó con doble sentido, pero lo deje pasar con hastío.

―Gracias―mascullo  empezando a caminar.

¿Qué estás haciendo Micaela Gardner? Riñe mi conciencia, mis pasos se mueven por si solos por el largo pasillo rodeado de puertas. Vacilé bastante en cuanto pasé por la puerta de mi habitación, de hecho, tenía la mano puesta en la manija y solo faltaba que yo moviera mi mano y se abriera, dejaría todo mi plan en el olvido y trataría de dormirme sin pensar en Josh. Cosa que me deprimió mas al saber que no iba a hacer asi.

Me alejé unos pasos de la puerta y seguí mi camino sin detenerme. La idea flotando y llenándose en mi cerebro enviándome más valor de lo debido.  El sentimiento de culpa atravesó mi cuerpo cuando me encontré en la gran puerta marrona.

Abrí la puerta tratando de no hacer ruido, lo logré. Lo único que se escuchaba era mi respiración agitada y los balbuceos que salían de mi cuerpo: Noestoyhaciendolocorrectoperoigualloquierohacerparapodervivirenpazconmigomisma. Me dio la bienvenida la oscuridad absoluta, la habitación de mi jefe era alumbrada por la tenue luz del ventanal. Y el aire prendido hacia que el lugar fuera más íntimo, más sabroso, como si quienquiera que entrara no saliera jamás, y eso fue lo que me ocurrió.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Where stories live. Discover now