Capítulo 17 ♡

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«―Ocultar información es mentir»

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: : ― Una semana después ―: :♡

Beep…

Beep…

Beep…

Mi cuerpo no es capaz de responder ante el intermitente sonido de la máquina.  Todos mis músculos pesan, como si no tuviera yo el control de ellos.  Esa sensación de nuevo me desespera y molesta,  no poder hacer nada para acabar con ese sonido.

Me duele la cabeza, una palpitación insistente envía punzadas de dolor por todo mi cerebro.  Siento mi cuerpo liviano como si estuviera en otro lugar, en las nubes, en el aire, pero el dolor todavía queda allí. Tan persistente que admito la agonía, después de mucho tiempo siento agonía.

Beep…

Beep…

Beep…

―…Claro, hay que esperar para ver como progresa―dice una voz lejana.

―Pero, ¿va a despertar pronto?

―No lo sé con exactitud. Hay que esperar―repite la voz―, espero que esto le haya quedado como ejemplo. Le advertimos que esto podía suceder  si la alteraban muchos. Esperemos.

―¿Va a recordar?

―Depende solo de su cerebro. Me retiro.

―Adiós, doctor.

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Sin embargo, aun con todo mi cuerpo dormido, podía percibir todos los sonidos de la desconocida habitación. No entendía nada, literal. Pero sé que estoy en una habitación  de hospital. Ese olor a cloro, el frio horrible, los estúpidos sonidos que no me dejan dormir.

Los parpados ya no me pesan como antes, asi que decido por abrirlos.

Blanco, lo único que inunda la habitación es el deprimente color blanco. La estúpida máquina que hace el sonido empieza a sonar más rápido, y, allí, es cuando me doy cuenta de que es la que obtiene información sobre mi corazón. Y los nervios los tengo a mil, todo esto es muy confuso para mí.

―Tranquilízate― susurra una voz a mi oreja.

Por inercia me volteo rápidamente.  La expresión de mi cara expresaba toda la confusión que sentía.

―Tranquilízate, Mica. Respira― vuelve a susurrar.

Pero el pasmo del momento no me lo quita nadie. Ignorando cualquier rastro de dolor por lo brusco de mis movimientos, me acerco a él.

―¿Qué… que h-haces…?

―Te dije que te tranquilizaras, Micaela― dice esta vez más fuerte.

Respiro hondo y recuesto todo mi peso en la camilla blanca. Más no aparto la mirada del hombre que está a mi lado. Josh me sonríe y une su mano con la mía. No tengo la suficiente fuerza para apartarla, y a decir verdad, me encanta. El contacto de sus dedos es reconfortante.

―¿Qué haces… aquí, Josh?―consigo hablar.

Pone un dedo de su mano libre en mis labios, callándome.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora