Capítulo 77

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Una canción para el cap: little do you know de Alex & Sierra.

***

Unas suaves y húmedas caricias en mi nuca sacan a mi conciencia del mundo de los sueños y la arrastran al mundo sensible. Unos labios esponjosos e inquietos trazan un camino de besos desde el extremo superior de mi nuca hasta mi hombro. La sensación de que todo mi cuerpo es recorrido por electricidad es increíble y adictiva. Quiero más. Entierro el rostro en la almohada, escondiendo una sonrisa que se me escapa ante la inesperada manera de despertarme.

Esos maravillosos labios continúan sus movimientos por mi piel y cuando terminan justo debajo de mi oreja, mi sonrisa cobra más vida y me río contra la tela. Una mano se cuela por debajo de las sábanas y de mi remera. Me toma de la cintura y me atrae hacia él. Mi brazo roza la piel caliente de su pecho y me doy cuenta de que no lleva remera. Sus labios vuelven a jugar con mi piel, esta vez mordisqueando el lóbulo de mi oreja mientras coloca una pierna entre las mías, separándolas. Mi boca me traiciona y suelto un gemido. Está haciendo que pierda el control con tan poco.

Una sutil risa emana de sus labios, adentrándose en mi oído. Es un sonido hermoso, divino, porque sé que nadie más lo hace reír de esta manera. De un movimiento rápido, se coloca sobre mí al mismo tiempo que me dispone de espaldas contra el colchón.

Deja caer su peso sobre mí sin hacerme daño e inspiro una bocanada de aire al sentirlo duro contra mi muslo. Sus ojos castaños me estudian con cariño y deseo durante un momento antes de llevar su boca a la mía. Cada beso, cada vibración de sus labios al tocar los míos, nublan mis pensamientos y no me dejan pensar en otra cosa que no sea hacer que este momento se prolongue lo más posible, junto con cada sensación.

Rodeo sus brazos con los míos. Una de sus manos se dedica a levantarme la remera, hasta dejar a la vista el borde mi sostén. Nuestros torsos se tocan y arqueo la espalda para profundizar esa sensación de piel contra piel. A los pocos segundos, aún absorbida por sus besos, siento su mano juguetear con el borde mi pantalón y gimoteo por sus movimientos provocadores.

Finalmente, interrumpe los besos para mirarme a los ojos y decir:

—Eres mía y nunca te dejaré ir. 

Juro que veo chispas brillantes flotando en el aire a nuestro alrededor; inundan su mirada, convirtiéndola en un cielo pronto a amanecer aún cubierto de estrellas y su sonrisa. Hacen que me cuestione si él es real o una invención mía.

Acerca su rostro al mío otra vez. Nuestras bocas se rozan y levanto la cabeza de la almohada para precipitar mis labios sobre los suyos cuanto antes otra vez. Son dulces e irresistibles para negarme a ellos teniéndolos tan próximos.

—Soy sólo tuyo—susurra contra mis labios.

  «Mío.»  

Mis pensamientos se aferran a sus palabras como si éstas fueran la única certeza que tengo en esta vida. Se transforman en parte del aire que respiro y se repiten en cada latido que resuena en mi pecho; se esconden debajo de mi piel y controlan cada movimiento que hago. Hacen que pierda noción de mis miedos e inseguridades.

La sensación de nuestros labios fusionándose en uno solo es magistral. Todos mis sentidos se despiertan de un letargo del que no era consciente y es como una explosión de adrenalina en el medio de mi pecho. Nunca antes había sentido que mi corazón latiera tan deprisa y, sin embargo, que estuviera tan tranquila como estoy.

De repente, ese extraordinario efecto empieza a desvanecerse. Su cuerpo pierde solidez, se me escapa de las manos como si fuera niebla. ¿Niebla? ¿Qué...? 

—Yoongi... —murmuro y al abrir los ojos, una densa luz me encandila. Me llevo una mano a los ojos para cubrirme y es entonces cuando siento unos suaves y reiterativos toquecitos en mi hombro seguidos de la voz de Matthew. 

|| Damaged || Suga ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora