Capítulo 55

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Justo cuando mis pasos me llevan peligrosamente a la orilla de un precipicio y camino bordeándolo como un niño hace equilibrio sobre el borde de la calle, con los brazos estirados a los lados para balancearse, Yoongi me toma de la mano y me trae de nuevo a suelo firme y seguro. Es como si pudiera leer mi mente y supiera exactamente cuándo es el momento indicado para darme eso que necesito para no rendirme y dejarme caer en el tentador vacío que me espera del otro lado del precipicio. 

El frío del aire acondicionado se disipa bastante rápido una vez que enciende el motor. Mi cuerpo vuelve a recuperar un poco su temperatura y dejo de frotar mis manos y piernas entre ellas para darles un poco de calor con fricción. Desde que logro recordar tengo problemas para mantener mi calor corporal, por lo que, de otoño a primavera, es normal que mis manos y piernas estén frías. Si estoy en algún lugar donde el aire acondicionado está muy fuerte, puede ser que esté congelada en verano también. 

De perfil y con el cabello negro, Yoongi adopta un parecido todavía más evidente a su tía. Ann y su madre deben haber sido muy parecidas; piel brillante y saludable, ojos castaños intensos, similar estatura quizás, complexión delgada y cabello largo, oscuro y reluciente. Me pregunto si su particular sonrisa también la heredó de ella o de su padre. ¿Los extrañará? No lo demuestra para nada, sin embargo, yo tampoco lo hago a pesar de que sí extraño a mi madre. 

El auto se detiene de repente en una esquina y me doy cuenta de que todo este tiempo que estuve especulando el aspecto de su madre y comparando el suyo con el de ella, estuve mirándolo fijo. 

—Ya sé que soy irresistible y que te gusto pero no lo hagas tan obvio —sonríe satisfecho, mirando hacia el frente. 

—Puede que esté loca pero tampoco tanto —aclaro riéndome tímidamente y dirijo la mirada al frente, justo cuando el semáforo cambia de rojo a verde. 

Si bien bromeo con ello, mis pensamientos con respecto a ello son agrios. Aunque la doctora dijera que no estaba segura en un cien por ciento, sé que su "sospecha" es más un hecho que eso. Nadie cuerdo escucha voces provenientes de su cabeza y que sólo ellos pueden oír. No necesito tener un doctorado especial o cualquier otro estudio sobre el tema para saber algo tan simple como eso. Me angustia pensar que esto podría empeorar y no saber hasta qué grado podría hacerlo, me preocupa aún más. 

El semáforo está en verde pero Yoongi no avanza y a los rugidos mecánicos de los motores de los autos, se le agrega el sonido insistente de las bocinas de los irritados conductores situados detrás de nosotros. 

—Ya deja de decir eso —me advierte clavando su mirada en la mía. —No estás loca, ¿está bien? —agrega suavizando la expresión tensa de su rostro. 

Le sostengo la mirada durante unos segundos, durante los cuales intento descifrar eso que parece esconder a simple vista y que me gustaría saber. Hace un momento estaba sonriendo, y en un parpadear, es como si alguien le hubiese pegado un puñetazo en la nariz y hecho que sus ojos se tornaran vidriosos. 

—Lo siento —es lo único que sale de mi boca.

No me disculpo por haber dicho que estoy loca. Lo que me lleva a decir eso es esa profunda melancolía estancada en su mirada. Es exactamente la misma que tenía aquella noche en su habitación, cuando me habló sobre esa mujer a la que le sucedía lo mismo que a mi ahora. Esa tristeza que lo agobia en silencio, me duele como si fuera mía y no quisiera otra cosa más que borrarla. Si tan sólo mi insignificante "lo siento" pudiera hacer eso. 

El resto del recorrido ninguno de los dos dice nada. No sé qué en que estará pensando él, pero yo no puedo dejar de maldecirme a mi misma por haber arruinado su humor, otra vez. Ahora entiendo cuando dijo que decidió irse de la casa por el bien de los dos; verme le recuerda algo sumamente doloroso para él. ¿Cómo no pensé en ello antes? Estaba tan centrada en lo bien que me siento estando cerca de él, que no consideré lo que él podría sentir.

|| Damaged || Suga ||Where stories live. Discover now