|| Damaged || Suga ||

Capítulo 46

Por primera vez en varias noches no me preocupo si al cerrar los ojos tendré alguna pesadilla o si mi sueño será interrumpido por esa voz y la furia que la acompaña. Nada me asegura en un cien por ciento que será así; simplemente lo siento de esa manera. Yoongi hace que me sienta así. 

Desde que llegué aquí hace casi un mes, ésta también es la primera vez que siento que hice bien en venir a este lugar. Mis dos primeras veces experimentando algo bueno tienen que ver con él. Ni siquiera me lo hubiera imaginado, teniendo en cuenta que nuestro primer encuentro no fue lo que se dice amable. 

—Duerme... —murmura con apenas un hilo de voz. 

Giro lentamente la cabeza y tiene los ojos cerrados. La luz de los relámpagos hacen que su piel ya de por si pálida, adquiera un tono aún más claro y un aire pacífico se asienta en su rostro como si fuese un velo. Hace un gesto minúsculo con sus labios, los entreabre, y los míos lo imitan a modo de autoreflejo. Se ven tan suaves como son. No hay nada entre ellos y los míos, sólo espacio vacío, una escasa distancia fácilmente de acortar y...

Yoongi mueve el brazo que uso como almohada y, posicionándolo a lo largo de mi espalda, me atrae más a él. Termino con la cabeza sobre su hombro izquierdo, respirando contra su pecho. No, es mentira; su repentino movimiento me tomó por sorpresa y me olvidé de continuar respirando. 

—Duérmete, no voy a dejar que nada te moleste —junta su mentón con mi frente y una exhalación profunda proveniente de su boca mueve mi flequillo. 

Debo haberme dormido o viajado a un universo alterno porque no es posible que me sienta como siento: segura, tranquila, sin preocupaciones y miedos, sin pensamientos negativos. Por lo que queda de esta noche, puedo pretender ser alguien más sin todo eso. La Hazel que lucha inútilmente por no ahogarse entre sus recuerdos y experiencias que le tocó vivir desaparece, aunque sea por unas horas. 

Aunque sea por unas horas, puedo ser una chica normal, una más del montón, sin errores que desearía nunca haber cometido. 

Uno de ellos fue haber creído en unas palabras parecidas a las que acaba de decir Yoongi. Fueron dichas por un mentiroso tan experimentado que no le costó nada engatusarme con sus dulces promesas de nunca permitir que nada me pasara y siempre estar a mi lado. Fui una ingenua presa más. Antes de Luke, digno merecedor de ese título de mentiroso profesional, me había convencido a mi misma que nadie más que yo podía protegerme de todo lo malo que la vida tenía preparado para mi. Pero no, tuve que cruzarme con ese imbécil para que me hiciera cambiar de parecer en cuestión de días y desde entonces, no he podido volver a forjar esa idea de manera que dure. Quiero ser yo misma mi propia protección y fortaleza, no quiero tener que depender de otra persona para sentirme fuerte y a salvo.  

No sé dónde colocar mis manos, así que las dejo hechas unos puños flojos entre su pecho y el mío. Mi respiración se acopla a la suya y esa paz que transmite su rostro relajado, llena mi alma. Se siente tan bien. 

"Me haces sentir muy bien, Hazel" 

Su voz resuena en mi mente con lo que dijo antes de que se cortara la luz y una sensación cálida y agradable que nunca antes había sentido, nace en mi interior y se expande por cada rincón de mi cuerpo. 

Me recuerdo que tan fácil es mentir y jugar con los sentimientos de los demás, que Yoongi no es alguien exento o incapaz de hacer eso, al igual que yo, sin embargo algo hace que crea que lo dijo es verdad. Debe ser esperanza, ese deseo propio del ser humano que lo ayuda a seguir adelante y creer en eso que parece ser imposible. Pensé que ya no quedaba ni rastro de ella en mi. 

—Yoongi —mi voz es apenas un susurro.

Su pecho se mueve ligeramente debido a su respiración constante, una brisa suave y tibia que acaricia mi rostro. Sus ojos están quietos debajo de sus párpados cerrados y sus brazos se tensan a mi alrededor; me resultaba un poco incómodo al principio, sin embargo ya me acostumbré a ellos.