Capítulo 38

7K 690 33
                                    


Honestidad.

 Quiero que las personas a mi alrededor sean honestas conmigo, sin importar qué tan dura o lastimosa sean sus acciones o sus palabras, cuando yo misma no puedo serlo. Recuerdo haberlo sido en el pasado y mi yo actual es el resultado por haber sido honesta y entregado mi confianza a las personas equivocadas. 

La honestidad es un arma que, en las manos incorrectas, puede volverse contra ti. 

Ann trata de no ser obvia, pero lo es. Sonríe con notoria falsedad, sin embargo, sus ojos castaños se ven apagados y preocupados, haciendo que sus esfuerzos por no empeorar la situación son en vano. Toma una de las sillas que hay para los visitantes, la acerca a la cama y se sienta en ella. Cubre mi mano izquierda con la suya y se dedica a observar en silencio los movimientos suaves que ella misma hace sobre mi piel. Mi cerebro me repite que la aparte, pero esas caricias, pequeñas pero cálidas, encienden algo dentro de mi y, de repente, siento culpa por verla tan acongojada, tan diferente a cómo es ella usualmente. ¿Por qué demonios tiene que preocuparse por alguien que apenas lleva conociendo casi un mes? Y ni siquiera me conoce un poco. 

Unos minutos más tarde, Yoongi regresa acompañado de Matthew. Éste último adopta esa misma actitud de "finjamos que no sucede nada" de Ann, no obstante, es tan malo como ella para simular sus verdaderos pensamientos. Lo sorprendo varias veces mirando fijamente la venda que rodea mi muñeca; su reacción es normal, supongo, y no lo culpo, sin embargo su mirada me pesa tanto como si tuviera un ancla amarrada al pie mientras intento con todas mis fuerzas no hundirme con ella. No es sólo él; Ann y, en menor medida, Yoongi también. A pesar de que este último ya lo sabía antes que los demás, me enfada de un modo tan irracional que todos conozcan esta parte de mi que se supone que debía permanecer en las sombras. Estoy tan expuesta ante ellos como un maldito libro abierto y.. no quiero estarlo. Mierda, quiero que todo siga siendo como era antes de venir aquí. ¿Qué debo hacer para volver el tiempo a atrás y continuar siendo un secreto? 

Ni siquiera sé por qué están aquí. Estoy segura que los tres tienen mejores cosas que hacer que contemplarme con incomodidad y sentir lástima de mi. Cada segundo que pasa es peor que el anterior. Hace un buen rato que estoy haciendo caso omiso a las lágrimas que intentan formarse en mis ojos y a ese dolor punzante que abarca desde mi garganta hasta el medio de mi pecho, así que no sé de cuánto tiempo más de aguante disponga. 

Mi duda es aclarada cuando Louis entra sin golpear y acapara las miradas de todos los que estamos en la habitación. Con el cabello un poco despeinado, la corbata floja y la camisa blanca desalineada, da la impresión de que corrió todo el camino hasta llegar aquí. 

—Vine en cuanto escuché tu mensaje. ¿Por qué no llamaste a la recepción y pediste que me avisaran cuando veías que no atendía el celular? —le reprocha a su esposa, agitado. 

—Lo hice, pero la recepcionista insistió en que estabas en una reunión y que no podía interrumpirte —se defiende ella, algo molesta.

Louis murmura algo para sí mismo con una expresión frustrada e irritada, sin embargo, la borra en cuanto cruza miradas conmigo. 

—¿Cómo estás? —me pregunta, enarcando sus cejas de modo que le otorga un aspecto casi convincente de estar preocupado. Lástima que sólo está montando un show. Su mirada es vacía y fría; me hace sentir todo lo contrario a lo que Ann me hizo sentir con ese simple apretón de manos. 

—Bien —respondo en voz baja. 

A decir verdad, no esperaba que viniera; no pensé que se molestaría en dejar su trabajo para venir aquí. 

—¿Qué pasó? —se vuelve hacia Ann sin moverse de mi lado. 

—La doctora dijo que sólo fue la presión pero ya está me-.. —contesta ella en un tono carente de credibilidad pero es interrumpida por el celular de Louis. Le hace una seña a su esposa y sale de la habitación para contestar. 

|| Damaged || Suga ||Where stories live. Discover now