Capítulo 36

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Les dejo una canción en multimedia  que se relaciona mucho con el cap. Disfrutenlo ~

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—Hazel, promételo —me presiona para obtener una respuesta. Y le doy lo que quiere.

—Está bien.

Mi voz interna empieza a gritar a todo pulmón, como si quisiera alcanzar sus oídos y, aunque sé que es imposible que eso suceda, mantengo mis labios sellados. Trato de acallarla pero avanza como un maremoto y no puedo detenerla, no importa cuánto me esfuerze. Se apropia de mis pensamientos y hace lo que quiere con ellos; los modifica, los rompe y vuelve a unir las piezas de modo que no se parezcan en nada a como fueron concebidos inicialmente. Quiero ser fuerte, a toda costa, pero esta voz me hace sentir débil. Y lo odio.

—Ya lo prometí, ahora vete —le pido al ver que no se mueve de su lugar. No sé por cuánto tiempo más podré controlar estas aguas turbulentas que se agitan en mi interior.

Cuando finalmente da ese bendito paso afuera de la habitación, cierro la puerta detrás de él y una exhalación larga y profunda escapa de mis pulmones. No es solamente aire; es decepción, odio, ira y frustración lo que habita en mi en este momento. El aire que vuelve a ingresar con cada inhalación, es como si estuviera lleno de agujas filosas que se clavan en mi garganta antes de llegar a su destino final y es tan difícil respirar. Mierda, es tan difícil ser yo cuando detesto cada cosa que hago y digo.

Próxima a la lámpara junto a la cama, la pantalla del celular se enciende y me acerco a ver. Un mensaje de Yoongi.

Lo prometiste. No lo olvides.

Sonrío mientras lo leo, pero es esa sonrisa que te sale cuando las lágrimas ya no sirven para expresar tanta mierda que sientes. Todo está tan enredado y confuso que me cuesta creer que algo así realmente pueda ser sentido por alguien. 

Las promesas están hechas para romperse, así como las leyes y las reglas.

Escribo, sin embargo la suerte de mi mensaje es terminar en el borrador de la conversación, sin ser enviado. Enviarlo sería permitir que me arrebate lo único que me da un respiro de alivio entre tantas emociones y no sabría que hacer sin ello. No soy una persona de palabra, es más, miento a diario, así que cumplir una promesa insignificante como ésa, no tiene sentido. Nunca fue una promesa en primer lugar, sólo dije lo que él quería escuchar.

No necesitas ser realmente feliz para que los demás crean que lo eres, basta con sonreírles y ya.


Anoche tuve un sueño. Estaba parada en el medio de una multitud de personas que me pasaban de largo, tan ocupadas con sus caóticas vidas que ni siquiera notaban mi pequeña presencia. No podía escuchar sus voces ni el sonido de sus zapatos impactar contra el insípido cemento bajo sus pies, o el ruido de los motores de los vehículos circulando por las calles. Entonces empezé a gritar con todas mis fuerzas, hasta que mi garganta doliera; sin embargo, lo único que regresaba a mis oídos eran los ecos de mi propia voz. Nadie volteaba. Era como si fuése un fantasma pero aún seguía viva. En realidad, no estoy segura de que haya sido un sueño. Lo sentí... lo siento tan real. Ese silencio desesperante y ese vacío que no hace otra cosa que crecer, forman parte de quién soy y son los únicos en lo que puedo confiar que nunca me van a abandonar.

Estando a unos míseros centímetros de la puerta de la habitación, ésta se abre de repente y Yoongi se invita a pasar solo, como siempre hace. Como un movimiento de autoreflejo, retrocedo sobre mis pasos y mi cuerpo se tensa. Luce como si recién se levantara. El cabello rubio con el que lo conocí hace catorce días, está perdiendo el color y sus raíces negras son más prominentes, los círculos negros debajo de sus ojos parecen que fueron maquillados con sombra de ojos negra por un amateur del maquillaje y su mirada cansada pero atenta, le dan un aspecto de animal a punto de cazar a su presa.

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